31 de agosto de 2006

¡Oh, Happy day!

Cuando me siento triste o mal, esta es una de esas canciones que me hace sentir rematadamente bien... es un cosquilleo de felicidad que me recorre como electricidad.

Hace unos días puse el I will follow him de Sister Act y dije que era una música que me elevaba el espíritu... he aquí una segunda parte. ¡Disfrudad de esta maravilla! (y atención al agudo del negrito en cuestión, ¡la bomba!.

¡Oh, happy day!

P.D.: Dedicado a Sergiote. Tú ya sabes por qué.

¡¡Es mi casa!! (#1)

¡¡La puerta!!


¡¡El patio interior!!

¡¡La cocina!!

Dicen que errar es humano...

Qué desastre. Es lo único que puedo decir respecto al desgraciado incidente que ayer me ocurrió. Y pese a los anecdótico de lo sucedido, no puedo evitar ir más allá y preguntarme cómo es posible que cometiera semejante error.
Veréis... ayer por la tarde quedé con Sergiote para pasar un estupenda tarde de compras, seguida de cena y culminando con una sesión de cine. La película: United 93, de la cual ya he recibido muy buenas opiniones por distintos frentes y, ante todo, por la excelente crítica de mi blogamigo Rafalet. Y como yo soy un poco gourmet a la hora de ir al cine y me encanta estar en la mejor fila de la mejor sala, compré como suelo hacer las entradas por Internet. La sesión de las 21:55, claro está, para que nos de tiempo a cenar algo sin prisa y no terminar muy tarde la velada, que al fin y al cabo era miércoles. ¡Día del espectador!. Genial, genial... algo más barato.
Bueno, cumplimos dos partes de la tarde-noche estupendamente... fuimos de compras a Parquesur y cenamos en un discreto Patatín Company, y fuimos con el tiempo algo ajustado a por la entrada (10 minutos antes de que empezara la película). Sorpresa... No tiene entradas pendientes de recoger. Y yo me digo No puede ser.
Tras la reclamación correspondiente y asegurar 1.000 veces al encargado que yo he comprado 100.000 veces entradas ahí y que nunca me había pasado eso, el buen hombre me sugiere que compre otras dos entradas y que vuelva otro día con el justificante bancario para que me hagan una devolución. Bueno, la solución es adecuada. Entonces llega el chasco: Quiero dos entradas para las 21:55 de United 93. El cajero me mira y me dice Eso es para nuestro cine de Méndez Álvaro. Aquí empezó hace media hora. Casi me muero de vergüenza.
Es decir, que yo, inmerso en mi vorágine laboral, hice lo que nunca había hecho en las incontables veces que he adquirido entradas por internet: confundirme de cine.
Me puse de muy mala leche conmigo mismo y como no daba tiempo a ir a Méndez Álvaro ya, optamos por tomarnos un heladito y ¡hala! pa casa.
Moraleja: nunca, nunca pienses que porque has hecho algo bien 100.000 veces, la número 100.001 vaya a ser igual...