Ayer fui con Sera, Quique y Nuria (aclaremos, mi reciente ex-compañero de trabajo y su novia, casi esposa, que se casan el sábado que viene) a ver el concierto de una de las sorpresas más agradables que tuve musicalmente el año pasado: Hanna. Una chica de esas que se podrían definir como Choni de barrio (es de mi barrio de toda la vida, ojito con meterse con ella), que va de provocadora y rebelde y que posee una voz francamente increíble. Su estilo es, además, realmente propio y único, algo impagable hoy en día.
Conocida en primer lugar por el tema que incluyó en la película Yo soy
Afortunadamente lo de estos dos temas no se queda ahí, pues el CD entero es un auténtico ensaño de arte y calidad, quizá algo burdo a nivel de producción (y es que señores, el tal Alejo Stivel es lo más sobrevalorado de la industria discográfica de España). Es un disco que he escuchado ya cientos de veces y que más me gusta conforme lo escucho, con especial mención a los temas Verdeazul, Una rosa se perdió y Revolución. Y ojito, que ayer escuchando el tema Castillos de arena en vivo me di cuenta del enorme potencial de esta maravilla de canción, que de algún modo en el disco no brilla tanto.
Hanna tiene un directo impactante y poderoso, y todos nos quedamos encantados. Lo dicho, una noche corta pero intensa, y dejo un pequeño video que grabé con la cámara. Disculpad la calidad, claro está.
Esperemos que a Hanna le vaya muy bien y saque pronto un nuevo trabajo, el talento con mayúsculas como este no debería desaprovecharse.
Un abrazo.