Bueno, un año más llega la nochebuena a nuestras vidas. Yo, defensor acérrimo de la Navidad en su vertiente más familiar y tradicional (la navidad de estar con los que quieres) sobre la que nos venden (tiendas, consumo y demás parafernalia superficial) y que es la que predomina, tengo que reconocer que concretamente este año me siento afligido. Afligido de la peor de las maneras posibles: de la que te hiere pero a su vez te provoca cierta indiferencia, consecuencia lógica del hiperabsurdo que ha provocado esa situación.
No me apetece, de todos modos, entrar en detalles: bastese con saber que este año será más triste y vacío que los anteriores, y enormemente decepcionante. Y, sin embargo, también creo que es la semilla de una nueva forma de entender la navidad, la familia, y una nuevo modo de empezar de cero. Las navidades, por primera vez en mi vida, van a cambiar. Y el cambio será permanente a priori, por lo que parece. Eso sí, la compañía de esta noche no podría ser más perfecta: mis tíos Ángel y Pepa, y mis primitos Victor, Jorge y Ángela. Ellos cinco son, sin duda, la panacea más definitiva contra cualquier adversidad. A falta de mi querido Sera, que se va a su pueblo, claro está.
Así que, como no me siento tampoco triste, pero tampoco alegre, me voy a limitar a desear a todo el que lea estas lineas una muy feliz navidad en compañía de quien quiere... o le quiere, si es que tiene la posibilidad.
Mañana día de navidad, a primera hora de la mañana, parto hacia Alemania a pasar unos días con mi querido Guido y su Jelle, en buena parte por ganas de verlos, en otra buena parte por la necesidad de huir de la sordidez de la ya más que mencionada situación.
Los post de rigor ya están programados, si bien son de lo más inocuos. Espero que os gusten.
Y como este post me ha quedado de lo más grisaceo para ser el día que es, voy a cambiar el tino y deciros que, si podéis, os atiborreis a comer bien, a reir, a beber sidra, a cantar en el karaoke, a abrazar al que tenéis al lado y a seguir el especial de Raphael en la primera (aunque bien pensado eso sí que es triste).
Ale, lo dicho... ¡¡Feliz nochebuena a todos!!.
Claro que con noticias como esta, de las que se cuecen en ese estercolero de hipocresía llamado Vaticano y el Papa diciendo perlitas como que Los gays son una agresión contra la humanidad, y que esta debe ser protegida del comportamiento autodestructivo de estos, el mundo se hace un poco más gris, un poco más triste, un poco más vacío... sobre todo por esa gente insulsa que le de crédito a esas palabras.
Un abrazo.
No me apetece, de todos modos, entrar en detalles: bastese con saber que este año será más triste y vacío que los anteriores, y enormemente decepcionante. Y, sin embargo, también creo que es la semilla de una nueva forma de entender la navidad, la familia, y una nuevo modo de empezar de cero. Las navidades, por primera vez en mi vida, van a cambiar. Y el cambio será permanente a priori, por lo que parece. Eso sí, la compañía de esta noche no podría ser más perfecta: mis tíos Ángel y Pepa, y mis primitos Victor, Jorge y Ángela. Ellos cinco son, sin duda, la panacea más definitiva contra cualquier adversidad. A falta de mi querido Sera, que se va a su pueblo, claro está.
Así que, como no me siento tampoco triste, pero tampoco alegre, me voy a limitar a desear a todo el que lea estas lineas una muy feliz navidad en compañía de quien quiere... o le quiere, si es que tiene la posibilidad.
Mañana día de navidad, a primera hora de la mañana, parto hacia Alemania a pasar unos días con mi querido Guido y su Jelle, en buena parte por ganas de verlos, en otra buena parte por la necesidad de huir de la sordidez de la ya más que mencionada situación.
Los post de rigor ya están programados, si bien son de lo más inocuos. Espero que os gusten.
Y como este post me ha quedado de lo más grisaceo para ser el día que es, voy a cambiar el tino y deciros que, si podéis, os atiborreis a comer bien, a reir, a beber sidra, a cantar en el karaoke, a abrazar al que tenéis al lado y a seguir el especial de Raphael en la primera (aunque bien pensado eso sí que es triste).
Ale, lo dicho... ¡¡Feliz nochebuena a todos!!.
Claro que con noticias como esta, de las que se cuecen en ese estercolero de hipocresía llamado Vaticano y el Papa diciendo perlitas como que Los gays son una agresión contra la humanidad, y que esta debe ser protegida del comportamiento autodestructivo de estos, el mundo se hace un poco más gris, un poco más triste, un poco más vacío... sobre todo por esa gente insulsa que le de crédito a esas palabras.
Un abrazo.