29 de marzo de 2007
Se acabó la colección de Saint Seiya
Divide bien tus Espers
26 de marzo de 2007
Decimales y binarios
Ahora, cuando quieres convertir un binario a su forma decimal, si este número tiene 64 bits (es decir, 64 unos y ceros), es una pesadilla nivel informático. La operación consiste en ir dividiendo ese número entero entre 2 y quedarse con el resultado (si es par o impar), que define si se pone un cero o un uno en esa posición (si la división es exacta, se pone un cero, de lo contrario da un uno). Si la división es inexacta, para la siguiente operación nos quedamos con el número absoluto (Es decir, que si una división nos da 12,7 o 12, 4 nos da igual: nos quedamos con el 12), para volver a dividir hasta que ya no nos sea posible, es decir, que el número a dividir sea menor o igual a 2.
Cuando ya tenemos todos los restos, invertimos la cadena al revés (el binario se lee de derecha a izquierda, como los japoneses), y ahora viene lo más divertido: si el número que queremos pasar a binario es negativo (lo que me ha pasado a mi), se hace exactamente lo mismo (dividir entre dos hasta llegar a cero), y luego invertimos ceros y unos salvo el más a la derecha. ¡Toma ya!. Y como a mi me ha costado horrores, voy a dejar el código que me he currado al respecto en Visual Basic .NET, para ver si puedo ayudar a algún alma desamparada. Lo de coger el “valor absoluto” al dividir lo he hecho muy cutre (con strings), pero me fio más que de cualquier función matemática. Y el caso es que funciona!.
Private Function DecimalABinario(ByVal ValorDecimal As Decimal) As String
Dim Binario As String = ""
Dim stringDivision As String = "", posComa As Integer = 0
Dim Valor As Decimal = ValorDecimal
Dim bEsNegativo As Boolean = (Valor < 0)
If bEsNegativo Then Valor = -Valor 'Se positiva el negativo
Do While (Valor >= 2)
Binario += IIf(esPar(Valor), "0", "1")
stringDivision = CDec((Valor / 2)).ToString.Trim
posComa = InStr(stringDivision, ",")
If (posComa > 0) Then
Valor = CDec(Left(stringDivision, posComa - 1))
Else
Valor = (Valor / 2)
End If
Loop
Binario += IIf(Valor < 2, "1", "0")
'Se invierte la cadena
Binario = InvertirCadena(Binario)
'Completamos hasta 64 Bits
Dim lenBinario As Short = Len(Binario)
Dim Maximo As Short = 64
Dim i As Integer
For i = (lenBinario + 1) To Maximo : Binario = "0" & Binario : Next i
If bEsNegativo Then ‘El ultimo dígito se cambia en caso de ser negativo
Binario = Left(Binario, 63) & IIf(Right(Binario, 1) = "0", "1", "0")
Binario = InvertirBinario(Binario)
End If
Return Binario
End Function
Private Function esPar(ByVal Numero As Decimal) As Boolean
Dim miNumero As Short = Val(Right(Numero.ToString.Trim, 1))
Dim bPar As Boolean = ((miNumero = 0) Or (miNumero = 2) Or (miNumero = 4) Or (miNumero = 6) Or (miNumero = 8))
Return bPar
End Function
Private Function InvertirCadena(ByVal strCadena As String) As String
strCadena = strCadena.Trim
Dim newCadena As String = ""
Dim PosActual As Integer = Len(strCadena)
Do While PosActual >= 1
newCadena &= Mid(strCadena, PosActual, 1)
PosActual -= 1
Loop
Return newCadena
End Function
Private Function InvertirBinario(ByVal stringBinario As String) As String
Dim NewCadena As String = "", charActual As Char = ""
Dim PosMax As Short = 0, PosActual As Short = 0
Dim i As Short = 0
stringBinario = stringBinario.Trim
PosMax = Len(stringBinario.Trim)
PosActual = 1
Do While PosActual <= PosMax
charActual = Mid(stringBinario.Trim, PosActual, 1)
Select Case charActual
Case "0"
NewCadena += "1"
Case "1"
NewCadena += "0"
End Select
PosActual += 1
Loop
Return NewCadena
End Function
Private Function BinarioADecimal(ByVal sB As String) As String
'Transforma un número Binario en su valor Decimal
sB = Trim(sB)
Dim M As Decimal = 1, V As Decimal = 0, i As Integer = 0, lB As Integer = Len(sB), nA As Integer = 0
For i = lB To 1 Step -1
nA = Val(Mid(sB, i, 1).Trim)
If nA = 1 Then V += M
M *= 2
Next i
BinarioADecimal = V.ToString.Trim
End Function
Bueno, ya me he quedao a gusto con la programación de la semana. Aunque a todos los que lean esto no entiendan ni papa.
Un abrazo.
21 de marzo de 2007
El primer cumpleaños de mi casa
Manda güebs
20 de marzo de 2007
Bailemos en Nueva York
Ya que el trabajo no me deja un momento para ponerme a escribir algo con sustancia, sigo en mi linea de poner cosillas que me llamen la atención. Hoy toca una nueva canción, que ya me gustaba la torta desde hace unos meses, pero ahora en su versión videoclipera, aún más.
Hablo del nuevo sencillo de Moby a dúo con la única e irrepetible Debbie Harry de Blondie, incluído en el reciente Best of del primero, y se titula New York, New York. El video es divertidísimo, con los chicos estos bailando en plan Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio o los STEPS a lo largo de los sitios típicos de la Gran Manzana, con unas localizaciones preciosas. ¡Y no os perdáis la fantasmada del propio Moby en el video!. Lo único que me da pena es que la Sra. Harry no salga en todo el metraje. ¿No os ocurre tras escucharla que tenéis muchas, muchas ganas de bailar?. ¡Que empiece la marcha!.
Un abrazo.
19 de marzo de 2007
Curiosa teoría
17 de marzo de 2007
16 de marzo de 2007
¡Sería feliz!
14 de marzo de 2007
Dispárame, dispara
Con un par de meses de retraso respecto a su estreno, dejo aquí el videoclip del último single de Laura Pausini, Dispárame dispara, de su album Yo canto. Estoy enganchado a esta canción (bueno, al disco en general)... tiene una letra preciosa. ¡Disfrutadla!
13 de marzo de 2007
Los hijos de Húrin
La peor derecha
La foto que adorna este post la he tomado del blog de mi blogamigo Kozmicboy… ¡espero que no te importe!. Pero creo que expresa gráficamente muy bien lo que siento al respecto.
El pasado sábado tuvo lugar en Madrid lo que yo califico como vergüenza nacional, la antidemocracia, el oportunismo barato y la catarsis del odio, la poca vergüenza y la maliciosa intención de separar, crispar y destruir todas las bases de una sociedad que debería basar sus principios en el entendimiento, el diálogo y la empatía. Y lo peor es que los organizadores de tan excepcional evento, los Patéticos Pedantes, van de salvadores de la nación (esa España nuestra, esa España que nos duele, ¡viva España y olé!) y califican lo del sábado como Un canto a la libertad alegre y pacífico. Joder, y perdón por la palabra, pero a mi me pareció un montón de gente indignada, furiosa, a ratos chabacana y, sobre todo, muy confundida. Las pancartas eran de lo más sugerentes, y lo mejor eran los niños con letreros hechos por ellos mismos que ponían ZP eres malo (que queda muy bien en los periódicos, como las fotos alegres de los líderes al frente de la marcha o dándose besitos con las marujas de turno) o que se pusieran a cantar la caduca e inapropiada Libertad, Libertad sin ira Libertad, por no hablar de la retransmisión en directo por parte de Tele-Espe (todavía me acuerdo de la vomitiva crónica en vivo de la manifestación del Foso de la Familia) con declaraciones interesantísimas como las de un enfermero del 12 de Octubre diciendo que De Juana estaba hecho un Toro. Impresionante y escalofriante el tipo de influencia paterna sobre los churumbeles… a mi que siempre me mantuvieron al margen de todo tipo de asuntos políticos hasta que yo mismo decidí empaparme de ellos…
Esta es la primera vez que el PP convoca una manifestación al respecto de los del desgraciado ese de ETA, pero en realidad es la tercera… ¡en un mes!. Sí, digo la tercera porque la memez de la AVT, absurdos títeres políticos del partido de SuperMariano, hace unas semanas, también fue obra del PP. AVT significa Asociación de Víctimas del Terrorismo. Si es así, me pregunto por qué no fueron a manifestarse en los atentados de Barajas. Curioso, realmente curioso. Será que como tito Acebes no iba, les dio pereza.
Pero volvamos al sábado. A este histórico sábado donde 2.500.000 (según PP), 2.100.000 (según delegación de ESPE-Madrid), y 300.000 (según gobierno) personas se manifestaron pacífica y alegremente en los sitios de siempre de Madrid, y sobre todo en la mítica plaza de Colón frente a la gran bandera de esta nuestra nación. Me están dando ganas de cantar ese clasicazo de Manolo Escobar Viva el vino y las mujeres al pensar en la enorme cantidad de rojos y amarillos que tiñeron con fuerza y pasión las calles de la capital. Uf, se me saltan las lágrimas al pensarlo, de verdad. Pero de verdad, ¿eh?.
Dejemos la ironía de lado. Ya está bien. Estoy profundamente apenado al ver cómo la extrema derecha (sí, eso creo, sinceramente) se dedica de manera absolutamente lamentable a crear crispación y polarización social. Nos hablan de cesiones a chantajes, de vender el alma de las víctimas (que deben estar revolviéndose en sus tumbas), de un gobierno que nos ningunea y mangonea, pero siempre bajo el estandarte de la hipocresía y no de la paloma, no quieren mirarse al espejo y darse cuenta de que están montando una gorda, muy gorda. Porque ya no es la división entre miembros de un deleznable grupo terrorista o ciudadanos vascos nacionalistas. No Señor, es que están consiguiendo que las personas de a pie queden divididas por el simple hecho de compartir diferentes puntos de vista políticos. Las clases sociales, los derechistas y los izquierdistas, están más separados que nunca y cada vez más. Eso es peligroso. Yo mismo estoy peleandome verbalmente con un compañero de trabajo constantemente al respecto.
Porque puede que yo ahora parezca un panfleto con estas elocuentes palabras, pero se supone que la democracia, en cuya época yo he nacido, se basa en la igualdad, en la libre libertad de expresión y el respeto hacia todo credo, raza, posición social e ideología. Y creo que tan terrorista es el que mata vilmente como el que se dedica a promover la cizaña, a manipular desde su privilegiada posición las mentes de las personas, de entretejer mentiras afines a sus intereses.
No defiendo a Zapatero. Creo que ese terrorista se merecía morir. Ya he mencionado una famosa frase de Martin Luther King en este blog en alguna otra ocasión, pero creo que es verdad: Las personas no podemos ser juzgadas en base a nuestra raza, color, etnia o condición, sino por nuestros actos. Los actos de este caballero hablan por sí solos, y no los voy a enumerar. Pero también creo que la estrategia le ha salido brillante. El compromiso moral que han impuesto al gobierno ha sido enorme, y con un principal partido de la oposición (perdonen que me ría) que se equipara más a una hiena hambrienta y al acecho de carroña, la jugada les ha salido maestra. Ellos ríen, nosotros nos peleamos por nuestros prejuicios e ideologías. Los Payasos Pedantes hacen oposición (¡que las elecciones se acercan!) y ZP queda como un pelele vendido. ETA debe estar montando una enorme fiesta en estos momentos. Van a conseguir matar de un modo que no habían conseguido hasta ahora: sin empuñar un arma. Nos vamos a matar los unos a los otros y entre nosotros. Os recomiendo que os leáis la historieta “La cizaña” de Asterix y Obelix. Creo que ningún otro relato lo podría explicar mejor.
Y ahora, ¿qué?. Personalmente, creo que ZP es un buen presidente (al menos me parece honesto, honrado y claro, que ya es decir) aunque le falta quizá esa fuerza reaccionaria (demasiado talante) que podrían tener otros líderes, pero su gobierno se tambalea por las viles acciones de esa repugnante derecha, que pone en evidencia que en esa España unida de la que hablan hay dos países muy diferentes. Polarizar no es el camino, pero esta panda de necios no se entera. Y lo peor es que tienen seguidores… ¡perdón, ACÓLITOS es la palabra! que no se van a detener hasta lograr su objetivo: que volvamos al siglo XIX. Y lo peor es que puede que lo consigan.
Voy a intentar limpiarme y purificarme de toda la mierda mediática que me rodea y voy a intentar centrarme en la idea básica: los que salen perdiendo son las personas que ya no pueden respirar el aire del día a día por culpa de todas estas necedades. A mi me da igual que esto sea España, Madrid, o que Cataluña sea una nación o una Comunidad autónoma, o que el País Vasco radicalice su nacionalismo, mientras NO HAYA MÁS MUERTES y, sobre todo, no haya miedo. Porque nada en este mundo justifica la muerte de un inocente, por muy ferviente que sea la causa en la que creemos. No es justo. Todos somos exactamente iguales, dentro de nuestras diferencias.
Pero parece que todos tenemos un precio. Un precio político, por supuesto. Es descorazonador.
Un abrazo.
12 de marzo de 2007
El coco
La casa estaba silenciosa, tranquila, oscura. Él ya había apagado la luz del foco que utilizaba cada día antes de sumirse en un profundo sueño porque le pesaban los párpados. La casa era nueva, llevaba poco tiempo viviendo allí. Había puesto una alarma de esas que saltan si entra algún extraño para sentirse más seguro en esos primeros días, algo normal en los tiempos que corren.
Se duerme, como era de esperar, de manera casi inmediata. Pasan las horas dentro de su mente… tic, tac, tic, tac… y de repente pega un salto espantoso y se despierta sudoroso para descubrir que el tiempo se ha congelado, que apenas han pasado unos minutos desde que cerrara los ojos y que hay una luz en el pasillo encendida. Se asusta mucho, sobre todo porque aún se encuentra aturdido y aún no sabe si está despierto o dormido. Pero no, está muy despierto. Se levanta y descubre que la luz del baño está encendida, de ahí el hilo de claridad que percibía desde su enorme cama bajo la puerta de la habitación.
Y entonces se dice a sí mismo Vaya, antes no apagué la luz. Y vuelve a la cama. Pero cuando se encuentra nuevamente en ella, se dice a sí mismo que jamás se le olvida apagar la luz. También se da cuenta de que parece que hubieran pasado muchas horas desde que se acostó, y que lleva durmiendo muchísimo; pero no, tampoco; Sólo han pasado unos minutos. ¿Qué demonios ha pasado?.
Se pone nervioso. Cansado pero despierto, extenuado pero intranquilo, empieza a pensar que hay alguien acechándole. No puede dormir. La parte racional intenta decirle al resto de sus partes que tan solo ha sido un mal sueño y que su intranquilidad se debe a fantasmas infundados. No sirve de nada, claro: el miedo es miedo porque sí, es que es así, no tiene lógica o sentido, y esa es su naturaleza. Y siente miedo, porque de repente, en ese instante, se da cuenta de que está absolutamente solo en una casa que a veces es tan grande y a veces tan pequeña, pero igualmente expuesta a un sinfín de peligros. ¿Qué es lo que hay ahí, en esa habitación, a los pies de la cama, observando y casi diría disfrutando ver los delirios de quien intenta descansar en ella? ¿Es el propio miedo el que hace ver ese ser o verdaderamente existe?
Al poco, quedó dormido nuevamente hasta que, por fatalidades del destino, despertó por su propia cuenta tres minutos antes de que sonara el despertador. Qué amarga sensación es esa, el saber que tienes una cuenta atrás tan corta y casi sin avisar. Pero también tiene su parte buena: al levantarse, se dio cuenta de que no había pasado absolutamente nada. Todo estaba exactamente igual que cuando se acostó, solo que ahora el sol asomaba por la ventana. El coco se había ido.
Sí, es que cuando somos niños (al menos yo) siempre nos hablan del coco, ese monstruo indefinido sin forma ni apariencia tangible pero que todos nos imaginamos como algo muy malo y horrible. Esta noche yo no era un niño, pero el coco ha llamado a mi habitación. Y he vuelto a asustarme como cuando tenía cinco años. Vaya por Dios.
Un abrazo.
11 de marzo de 2007
9 de marzo de 2007
Errores y Absoluciones
Y ahora dejemos el momento publicidad gratuita y vayamos al grano. Ayer, Belén como siempre explicaba las razones de sus temas antes de cantarlos, el porqué los escribió en su momento, y aunque yo ya había escuchado estas introducciones previamente, me quedé muy pensativo con una de ellas.
Con respecto a una canción titulada Mi absolución, de su segundo disco Infinito, ella mismo dijo Las personas, sin excepción, cometemos errores a lo largo de nuestra vida. Siempre. Eso no nos hace ni buenos ni malos. En todo caso, lo bueno de los errores es que siempre aprendemos algo de ellos. Y luego está la segunda parte, la de las personas que han sufrido nuestros errores y deciden o no concedernos la absolución, el perdón. Y yo creo que todos tenemos que ceder, conceder esta absolución antes o después, precisamente porque a veces estamos en uno de los lados de este juego.
Y tras cantar la canción, redescubrí el valor de sus palabras. No de la canción en sí, sino de la verdad de lo que había dicho antes de cantarla. Y me puse a pensar en ello, a reflexionar desde mi propio punto de vista esa teoría.
He cometido errores de toda índole a lo largo de mi vida, mayores o menores, y siempre (o casi, porque el hombre es el único que tropieza dos o más veces en la misma piedra) he aprendido algo de ellos. Muchas veces he sido perdonado por ellos, he recibido la absolución a la que hace referencia la canción. Otras no. Y no sé si decir que merecidamente o no, porque ¿acaso las personas no merecen oportunidades para rectificar? Al menos las que de verdad lamentan las cosas que han hecho mal, y no solo por aparentar o pretender creérselo por el bien de su propia salvación interior, para acallar su mala conciencia.
Y en lo que se refiere a mi, siempre concedo esa absolución, antes o después, a menos que realmente (y eso es pocas veces) la persona no lo merezca en absoluto. Hay gente que la concede antes, después, menos y más. Lo duro es intentar creerse que los demás son como uno mismo, que su alma funciona del mismo modo que la tuya, y que si tú sientes que lo lógico es hacer esto o aquello, los demás lo harán también porque roza los límites de tu propia comprensión de las cosas.
Esto no lo digo por nada en concreto que me esté sucediendo ahora mismo (aunque podría citar lo que me pasó hace unas semanas con un amigo), sino porque simplemente no comprendo muchas veces por qué la naturaleza humana es a veces tan jodidamente compleja, un constante tira y afloja.
Me encantaría no tener que conceder la absolución a nadie, nunca más. Me gustaría que no tuviera nadie que absolverme de nada, el resto de mis días. Sé que eso es una utopía, pero… ¿a que es bonito pensar en que esa situación pudiera existir?
Lo único que pretendo transmitir con esto es que… todos deberíamos dulcificar nuestro ánimo, entender y comprender al prójimo con una base llena de empatía y comprensión. Porque en este mundo hacemos y nos hacen daño constantemente, nos guste o no. Y eso no nos hace los buenos ni los malos, tan solo personas. Quizá me estoy poniendo demasiado idealista, pero hoy tengo ganas de ello: de perdonar a quien me hizo daño por esto o aquello, y de pedir mi absolución a todo el que herí de manera consciente o inconsciente.
Brindemos por ello, señores. Y dejo, porque ha sido la referencia básica de este post, la letra de Mi absolución. Si podéis escucharla, de todos modos, no dejéis de hacerlo. Un abrazo.
MI ABSOLUCIÓN (Belén Arjona)
Ten valor y dime bien
Por qué vuelves otra vez
Te tiré por el bidé
Para no volverte a ver
Te olvidé por no enloquecer
Y ahora estás..
Borrando las huellas
Que hicieron mil brechas
Girando las tuercas
A mi corazón que quedó sin curar
Y ahora regresas pidiéndome tregua
Y mi absolución a tu forma de amar
¿Cómo encajo este revés?
Aún te quiero y sólo sé
Que lo que hay es lo que ves
Y tendrás que amarlo bien
Te daré la opción de volver
A empezar...
Borrando las huellas
Que hicieron mil brechas
Girando las tuercas
A mi corazón que quedó sin curar
Y ahora regresas pidiéndome tregua
Y mi absolución a tu forma de amar
Cuando los videoclips son arte
Ayer volví a ver este fabuloso videoclip de los Scissor Sisters, I don't feel like dancin', de su reciente album Ta-dah!, y recordé lo mucho que me gusta. Al margen de la calidad de la canción (a mi, personalmente, me encanta), creo que es una verdadera obra de arte, un collage en movimiento fabuloso, con un trabajo descomunal de montaje. Este es un buen ejemplo de videoclip sin temática definida dentro del mismo que podría ser expuesto en un museo audiovisual. ¡Es simplemente fantástico!. ¿Por qué no todos los videoclips son como este?.
Bueno, quiero decir que tengan la creatividad y ojo visionario de los realizadores del mismo, claro. Véase cómo Björk hace auténticas flipadas con cosas sencillas (¡Ese videoclip de Hunter, por favor!). Porque luego hay otra serie de videoclips que aborrezco profundamente: aquellos que son vacíos, huecos y que muestran única y exclusivamente al miembro o miembros de la banda cantando la canción de marras en algún escenario mientras la cámara va moviéndose de uno a otro durante toda la canción. Por poner un ejemplo reciente, casi cualquier video de La oreja de Van Gogh (estos son unos fenómenos: podrían cantar cualquiera de sus canciones en cualquiera de sus videoclips y no notaríamos la diferencia) o el último de Fito, Por la boca vive el pez. Eso pensando a la ligera, porque ejemplos hay cientos, nacionales e internacionales. Señores, si tienen una canción con una temática, llévenla a cabo. O al menos, un poco de creatividad, como en este de Scissor Sisters.
Un abrazo.
7 de marzo de 2007
Lost in translation 2: The road to Pinto
Esta mañana han venido unos americanos a la oficina, concretamente de Indianápolis, para que les hicieran una presentación de nuestros sistemas. En el departamento soy de lejos el que mejor se maneja en el idioma, y esto no es prepotencia: simplemente es una realidad. Pero claro, eso me ha implicado comerme el marrón con patatas fritas en mucho aceite.
Si ahora dedico unos minutillos en escribir esto es para descargar algo de adrenalina, relajarme, distraerme un poco antes de volver a la vorágine de código, informes y consultas que componen y conforman mi día a día laboral. Y es que tras esta hora y media de presentación en inglés, me doy cuenta de varias cosas:
La primera, que tengo que mejorar mi capacidad de expresión cuando me refiero a cosas muy concretas de un terreno profesional.
La segunda, que las traducciones literales del castellano al inglés son a veces peores que inventarte las palabras. En ese aspecto me sentí como Bill Murray en Lost in translation… absolutamente perdido en los matices.
La tercera, que siento verdadera vergüenza cuando estoy en medio de la oficina hablando con cierta fluidez en inglés y me sorprendo al mirar de reojo que algunos compañeros me miran alelados… ay no sé, es una sensación muy incómoda.
La conclusión a la que llego es que intentar expresarte en un idioma que dominas pero no del todo resulta agotador hasta que coges el ritmo, y que si encima tienes que aplicarlo a determinados aspectos profesionales, con tecnicismos y palabras muy específicas, puede ser algo realmente pesado.
En todo caso, y aludiendo una vez más a esa maravillosa película que es Lost in translation, diré solamente que cada vez me siento más identificado con los personajes que en ella aparecen.
6 de marzo de 2007
Relato de un gran fin de semana
Pero espera un momento… ¿martes?. Sí, martes, no lunes, porque este fin de semana he tenido un día extra al pedirmelo para poder cumplir correctamente con el mejor plan posible para este pasado fin de semana.
He estado en Jaén y Granada. La primera, ciudad familiar por parte materna que solamente tenía dentro de mi en vagos y borrosos recuerdos de infancia. La segunda, el eco de un paso fugaz hace dos años que me dejó muy buen sabor de boca, recuerdo impagable (en parte por las vivencias concretas de aquella vez) y pena por la brevedad de dicho paso.
Muchas son las razones que me han hecho ir hacia la preciosa Andalucía este fin de semana, pero objetivamente ha sido el concierto que Yann Tiersen ofreció en Granada este sábado, al cual obviamente asistí y que ha quedado finalmente en una anécdota más de uno de los fines de semana más movidos, agotadores, desenfrenados y maravillosos que recuerdo nunca.
Desde mi paseo por Jaén el viernes por la tarde, la cena en el restaurante El Pecado (sí, de comida afrodisíaca y deliciosa, según ellos, y al menos de lo segundo doy fe… ¡menudo cordero a la miel con verduras!), seguido por una breve pero intensa noche de copichuelas en la que descubrí esa rica mezcla de licor de almendras con zumo de naranja, y en la que ví la española Nadie conoce a nadie, que hasta entonces no había tenido oportunidad certera de vez, el viernes empezó de manera potente. Y eso que no había hecho más que empezar el fin de semana.
Efectivamente, el sábado fue un día intenso, tanto que aún no me creo que aguantara tal ritmo. Un paseo por la ciudad ondulada, Jaén, desde el bulevar cercano a la Avda. de Madrid, pasando por los Baños Turcos, y sobre todo, el Castillo de la ciudad, me dejaron para el arrastre. Pero había que irse a Granada, y así se hizo. Allí, en casa de Puri, una amiga de Jorge, nos quedamos adormilados hasta que llegó el momento de irse a ver a Yann Tiersen.
El concierto, adornado de anécdotas graciosas, destacó sobre todo por el inmenso enfarlopamiento de nuestro amigo franchute, más en la galaxia de Orión que en el local en sí, por el (pese al evidente drogue del colega) impresionante virtuosismo del que hizo gala con guitarra, acordeón y, sobre todo, violín, y por lo maravilloso del conjunto musical (¡tocando la guitarra con una broca eléctrica!) aunque levemente monótono entre medias. Ah, y para más inri, apenas tocó unos míseros acordes de la BSO de Amélie. Qué lástima.
A la 1 de la mañana salimos pitando al McDonalds, acuciados por un hambre canina y siendo este el sitio más cercano y abierto de la zona, donde nos zampamos o más bien engullimos unos enormes McMenús, para salir pitando desde ahí e irnos de marcha. Nos recorrimos Granada enterita a esas horas, matados de sueño, tras un concierto y una cena pesada. Pero se hizo, y pasamos por algunos lugares del ambiente junto a unos amigos, hasta altas horas de la noche. De esta me quedo con un momento muy especial al aire libre en un balcón con vistas a la Alhambra iluminada en toda su gloria, y con una actuación realmente friki en uno de los locales… en los que un tío clavadito a King Africa cantaba en playback el I am telling you I’m not going de Jennifer Hudson… ¡para no dormir, lo juro!.
Domingo. 12 horas. Nos despertamos y nos metemos un desayuno para el cuerpo que ni Bree Van de Kamp podría preparar, cortesía de un auténtico entusiasta de esta comida del día, Rubén. Lo juro: en la mesa había café, zumo, tostadas, fresas con nata, embutido, huevos revueltos, naranjas con miel y canela, y seguro que me olvido algo. El día transcurrió cálido y espléndido por todas las calles de Granada de bar en bar, tapa a tapa, hasta alcanzar el mirador de San Nicolás donde escuchamos algunos artistas al aire libre mientras tomábamos café y helado, y nos hicimos las fotos de rigor, de las cuales una de ellas adorna este comentario. Gracias, Jorge, por sacar siempre mi mejor lado.
Vuelta a Jaén, más cine español (esta vez La niña de tus ojos, que tampoco había visto) y el lunes y sin prisa, vuelta a Madrid. No está mal, ¿verdad?.
Me dejo en el tintero, y solo por no resultar cansino (y porque tengo que dejarme algo en el corazoncito), las anécdotas de nuestra amiga la Farruquita, las coletillas cool de las noches y, ante todo, el escalofrío que me produjo recorrer ciertas calles nuevamente (dicen que los recuerdos a veces oprimen más que lo tangible, y doy fe de eso).
Pero sobre todas las demás cosas, me quedo con momentos y vivencias impagables, maravillosas, al lado de un ya gran amigo: Jorge. Que sean muchas más. Sea.
Un abrazo.