Aunque ya ha pasado algo más de un mes desde que fue nuestro aniversario, y siendo más importante mi espectacular vaguería a la hora de ponerme con el blog últimamente (cierto es que tampoco ha sido nada fácil), no quería dejar de hablar de estos tres maravillosos años que llevamos juntos. Tres años de crecimiento personal, de muchas alegrías, y donde impera ante todo la felicidad que supone tenernos mutuamente para absolutamente todo, sea bueno o malo.
Habría mucho que contar, y más todavía que enfatizar, sobre la enorme cantidad de sentimientos positivos e inconmensurables que me haces sentir... pero me temo que, al menos hoy por hoy, quiero que nos los guardemos para nosotros dos. Tú ya sabes perfectamente de qué pequeñas e infinitas cosas hablo. Incluso de las que no son tan buenas.
Lo único que pretendo hoy, brevemente y sin demasiadas florituras, es darte las gracias más sinceras y emotivas que podría imaginar por hacerme sentir el hombre más afortunado del planeta al tener alguien como tú a mi lado, desde hace ya más de tres años.
Te quiero.
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