Este pasado fin de semana me he relajado de tanto asfixiante trabajo que últimamente parece ser el único eje de mi vida, algo que por otra parte acepto de buen grado pues se trata de algo muy interesante. Pero una cosa no quita la otra, y lo cierto es que tengo la cabeza a 1000 por hora. Necesitaba un auténtico descanso, de esos en los que lo único que quieres es no hacer absolutamente nada salvo comer, descansar y perrear (y esto no tiene nada que ver con el Reggaeton).
Bueno, lo de que me he relajado es algo relativo… porque me he marchado al bonito pueblo de Navaluenga, en Ávila, a pasar un par de días con mis tíos Ángel y Pepa y sus tres retoños, mis primitos queridos del alma: Víctor, Jorge y Ángela. Y es que estos tres bichillos no te dejan parar ni un segundo… y la visita del primo mayor siempre les acelera un montón, jajaja. Pero reconozco que me dan muchísima vida y estoy francamente contento cuando están alrededor mío. Son pura alegría.
Y así, pese a los espantosos atascos que he sufrido a causa de los domingueros que salían de fin de semana (yo mismo era uno de ellos), ha sido estupendo: mi tía pepa hace unas comidas riquísimas, he jugado con Victor al Final Fantasy X (¡¡qué poco nos queda para pasárnoslo!!), hemos ido al río a bañarnos, hemos tomado helados, unas cañitas, bizcocho de pueblo (mmmm… ¡qué rico!), y sobre todo hemos reído una barbaridad. Me da mucha pena no haberme podido quedar más, la verdad, y ahora desde la frialdad de mi oficina pienso que ahora estarán paseando por el pueblo camino al río o a la piscina municipal, mientras yo me tomo un descansillo para escribir esto.
La verdad es que son estos los días o los momentos más mágicos de la vida: aquellos en los que te sientes en casa, te sientes rodeado de alegría y de aquellos a quienes más quieres. Y sí, con ellos estoy en familia. Mi familia.
He grabado unos cuantos videos con los enanos, y me ha costado decidirme por uno… pero os dejo este que es muy gracioso. ¡Si es que mis primitos son lo mejor!.
Bueno, lo de que me he relajado es algo relativo… porque me he marchado al bonito pueblo de Navaluenga, en Ávila, a pasar un par de días con mis tíos Ángel y Pepa y sus tres retoños, mis primitos queridos del alma: Víctor, Jorge y Ángela. Y es que estos tres bichillos no te dejan parar ni un segundo… y la visita del primo mayor siempre les acelera un montón, jajaja. Pero reconozco que me dan muchísima vida y estoy francamente contento cuando están alrededor mío. Son pura alegría.
Y así, pese a los espantosos atascos que he sufrido a causa de los domingueros que salían de fin de semana (yo mismo era uno de ellos), ha sido estupendo: mi tía pepa hace unas comidas riquísimas, he jugado con Victor al Final Fantasy X (¡¡qué poco nos queda para pasárnoslo!!), hemos ido al río a bañarnos, hemos tomado helados, unas cañitas, bizcocho de pueblo (mmmm… ¡qué rico!), y sobre todo hemos reído una barbaridad. Me da mucha pena no haberme podido quedar más, la verdad, y ahora desde la frialdad de mi oficina pienso que ahora estarán paseando por el pueblo camino al río o a la piscina municipal, mientras yo me tomo un descansillo para escribir esto.
La verdad es que son estos los días o los momentos más mágicos de la vida: aquellos en los que te sientes en casa, te sientes rodeado de alegría y de aquellos a quienes más quieres. Y sí, con ellos estoy en familia. Mi familia.
He grabado unos cuantos videos con los enanos, y me ha costado decidirme por uno… pero os dejo este que es muy gracioso. ¡Si es que mis primitos son lo mejor!.
Un fuerte abrazo.
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