Acojonante la sorpresa que me acabo de llevar ahora por la mañana nada más llegar a la oficina. Nada menos que... ¡no se trabaja!. Me había olvidado completamente que hoy teníamos un día compensado por haber tenido que currar en semana santa y claro... llego aquí y lo veo todo absolutamente desierto. Solamente yo y mi compañero Quique, tan absortos como estamos en el día a día laboral, no nos hemos acordado de que hoy NO se trabajaba. Bueno, nosotros y el director de la empresa, que se ha partido de risa al vernos.
Pero bueno, el caso es que ya que estoy aquí haré unos informes diarios para liberarme de quehaceres mañana y... ¡a casa!. O... ¡de compras!. O... ¡lo que me dé la gana!. Ayns, ojala todos los días tuviéramos sorpresas así, aunque haya tenido que darme un madrugón absurdo.
Un abrazo.
Pero bueno, el caso es que ya que estoy aquí haré unos informes diarios para liberarme de quehaceres mañana y... ¡a casa!. O... ¡de compras!. O... ¡lo que me dé la gana!. Ayns, ojala todos los días tuviéramos sorpresas así, aunque haya tenido que darme un madrugón absurdo.
Un abrazo.
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