El ser humano odia por naturaleza. Odia por muchas razones. La mayor parte de las veces no sabe realmente por qué lo hace, y confunde sus sentimientos. Pues muchas veces el odio no es sino irracionalidad intensificada provocada por el miedo a todo aquello que desconocemos o nos asusta. En definitiva, el MIEDO es el auténtico causante de todos nuestros males.
Evidentemente, como personas humanas, racionales que somos, podemos controlar ese odio de una forma más o menos exitosa, dependiendo de nuestro tino, de la templanza de nuestra mente, o de nuestras propias circunstancias personales así como de la capacidad de comprensión que poseamos. Y aún así, no obstante, nunca acabamos de librarnos de ese sentimiento de odio o rechazo. No del todo, qué va.
Ayer iba paseando por la Gran Vía con mi novio y un Señor, al cruzarse con nosotros, soltó un Vaya par de maricones y se quedó tan pancho. ¿Por qué hizo eso?. ¿Qué le estábamos haciendo nosotros para que nos dedicara semejante epíteto, cargado de asco, rechazo, como si fuéramos escoria andante para él?.
No voy de abanderado de la causa, pero estos niveles de homofobia me paralizan el cuerpo. Me entristecen. Me dan miedo. Me llenan, a su vez, de rabia. Y también, claramente, me hacen odiar a todos aquellos ignorantes incapaces de ver más allá de sus narices. Todos tenemos un mundo limitado, y nuestra capacidad de comprensión, por tanto, también, pero las paredes de estas personas son demasiado estrechas. Y no hacen ningún bien al mundo con ellas.
Me da miedo el extremismo al que están llegando las cosas con todo esto de la aprobación de la ley del matrimonio gay. En verdad creo que ahora están aflorando muchos sentimientos ocultos en la gente, se está sacando toda la mierda enterrada. Esperemos que sea para que se limpie todo correctamente.
No sólo podría aplicarse esto a la homofobia causada por grupos de intolerantes en este país o por la caduca institución de la iglesia, empeñada en causar más daño que bien a la sociedad, sino a muchos otros factores en la vida y en la sociedad.
En todo caso, odio comprobar que vivo en un mundo CRUEL Y DESPIADADO. Yo no estoy hecho para él. No puedo soportarlo, simplemente.
Menos mal que no estoy solo y hay gente afín a mi alrededor mío...
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