27 de abril de 2009

Despertando sentimientos


Hoy querría simplemente hacer mención a una pequeña escena de una película que vi hace ya muchos años y que, de algún modo, me marcó. Ayer fui a ver Ponyo en el acantilado al cine con mi madre y prima y, evidentemente, pensé de nuevo en lo importantes que han sido para mi (al menos, lo que han significado) las películas del Estudio Ghibli en mi vida.

Cuando tenía unos 12 o 13 años, no recuerdo muy bien, alquilé en el videoclub la primera de las películas que ví de Hayao Miyazaki, la maravillosa Porco Rosso, sin saber muy bien lo que iba a ver. Ví un cerdo en un avión en la portada y pensé Anda, qué gracioso, sin imaginarme que iba a ver semejante preciosidad. Pero cuando se tiene esa edad, hay muchos sentimientos que no se han descubierto o desarrollado, y ciertos eventos en la vida los despiertan. Esos momentos, que todos de mil millones de maneras diferentes experimentamos por primera vez, se quedan en nuestra retina por siempre.

Pues bien, la escena que estáis viendo en Youtube ahí arriba, en ese momento, despertó en mi por primera vez una sensación increíblemente cálida de nostalgia, amor y afecto completamente profundos. La hermosa Bella, sentada en su terraza, esperando que algún día regrese aquel que está destinado a amarla, aquel con quien compartió tantos buenos momentos cuando eran niños, el amigo que nunca la fallaría. La belleza ese flashback es grande, muy grande. Inmensa.

Fue ahí, gracias a lo que me hizo sentir, y al momento concreto de mi vida en que lo hizo, que me enamoré perdidamente de las películas de Hayao Miyazaki. El tiempo ha demostrado que es una relación duradera, ¿verdad?.

Un abrazo.


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