Hace un par de días fui por fin a ver mi esperadísima Brújula Dorada, con las expectativas por las nubes ante una buena avalancha de trailers y avances. Pero he salido, sin estarlo del todo, algo decepcionado con el resultado.
La brújula dorada nos cuenta la historia de Lyra, una niña que vive en Oxford bajo la tutela del rector del Jordan College, y siempre bajo la mirada de su tío Asriel. Sin embargo, el mundo de Lyra no es el nuestro: en él, brujas voladoras surcan los cielos, hay osos acorazados en el norte que tienen su propio reino, y lo más importante: las almas de las personas tienen una forma física y caminan a su lado en forma de animal, sus Daimonions (Dimons en la traducción española, pronunciación literal de su forma inglesa… qué se le va a hacer).
Sin contar nada de la película salvo esta breve sinopsis, diré que La brújula dorada, como filme, no tiene ni un solo pero salvo lo apresuradísimo de su guión, que pretende contarlo todo en tiempo record, con especial mención a lo referente al personaje de Iorek Byrnison. En general, es una película con muchos puntos que quedan confusos y que carece de toda emoción. Y con todo, la historia está bien reflejada. El vínculo humano-daimonion está perfectamente explicado, y el hilo argumental y el espíritu de la historia también (salvo puntos concretos). Pero el punto más negro de La brújula dorada llega en la controvertidísima decisión de, en el último momento, eliminar los tres últimos capítulos del libro para incluirlos en los comienzos de la segunda parte (¡si se llega a rodar!), algo que a mi, personalmente, me ha parecido fatal. Y eso es porque lo que han quitado de metraje es crucial, y porque dejaría la historia en el momento ideal para retomar posteriormente la historia. Está claro que el director no ha pensado lo mismo. Solo propongo al lector de este apartado que eche un vistazo al trailer que pongo más abajo y me diga cuántas cosas aparecen que no haya visto en la película (sobre todo al final del trailer).
Por cierto, que mientras que todos los actores están simplemente normalitos en sus papeles (sin estar ninguno de ellos mal), Nicole Kidman lo borda en el papel de Marisa Coulter. Un auténtico acierto de casting, sin duda.
Tras haberme leído la interesantísima trilogía de la materia oscura (gracias, Frank, por la recomendación), estoy convencido de que es una de las mejores historias de fantasía que he leído en muchísimo tiempo, no solo por su prodigiosa inventiva (quien crea que ha visto todo tras leer o ver la primera parte, que espere a ver el resto…), sino por un punto importantísimo: lo tremendamente BRUTAL que es a la hora de cuestionar el poder de la iglesia cristiana, reflejada directamente en el famoso Magisterium de este relato. De hecho, llega a unos puntos tan antieclesiásticos conforme avaza la historia (lo del tercer libro es realmente heavy) que dejan la famosa polémica de El Código Da Vinci en una bromilla de nada. Veremos si se atreven, porque la primera entrega se ha moderado pero mucho menos de lo que pensaba. De momento, ya se han manifestado algunas asociaciones cristianas para boicotear la película, y también lo ha hecho el Foso de la familia desde su antro llamado HazteOir (o Hazmerreír, o HaztePis…). Ni siquiera pienso enlazar con esas páginas, hala.
Recomiendo, no obstante, el interesante visionado de La brújula dorada a todo el mundo, pero… sobre todo, recomiendo con mucho ahinco la lectura de esta impresionante trilogía de Phillip Pullman, que realmente deja un fabuloso sabor de boca.
Un abrazo.
2 comentarios:
No he podido leer todo lo que has puesto, porque aún no he visto la peli... aunque ya se qué compraré en la Fnac la próxima vez que vaya... a por los libros :D
Ya he visto la película, y sin haber leído los libros, creo que la película carece de cierto ritmo que la conviertan en una "buena" pelicula,la historia parece muy interesante pero no hay un desarollo "cómodo" todo esta acelerado... y lo de cortar esos trozos del final .... imperdonable, con razón el final de la pelí nos pareció de lo más insulso.
"Jamás seré suya!"
Pero los libros me los leo, fijo.
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