31 de mayo de 2007
Una frase
Closer
Alice (ehem, ehem) es una norteamericana que se ha trasladado a vivir a Londres. Alice es fuerte, segura de sí misma, dulce, rebelde y misteriosa. Pero también es emocionalmente intensa, llena de melancolía, y asume perfectamente el rol de “la víctima”. El claro ejemplo de la pasión desbordada que acaba volviéndose en su contra. Alice es, sin duda, y dentro de este mar de mentiras y autoengaño, la más sincera consigo misma, pero también el animal herido, la sufridora por excelencia. Ese es su cometido en la vida.
Dan es un londinense guapo, atractivo, joven, con ambiciones profesionales frustradas y que tiene esperanza en remontar. Como en su vida profesional, le pasa lo mismo en su vida privada. Dan es mentiroso, vengativo, de esos que te hacen creer que se han enamorado de ti pero en realidad sólo te están utilizando como puente hasta que encuentre algo que (cree) sea mejor que lo que tiene, para repetir de nuevo la historia. Y, por supuesto, es el celoso por excelencia. Tendrá celos de ti si sales con alguien nuevo pese a que es él quien te ha dejado. Dan es el hombre puente, aquel de quien no puedes evitar que te atraiga pese a que sabes que no puede durar. Ese tipo de personas que te arruinará la vida pese a que eres consciente de ello. Dan se autoengaña constantemente, se hace creer a sí mismo que está con quien debe, pero no es sino un signo de patética cobardía. Está solo. Siempre lo estará.
Anna es otra norteamericana afincada en Londres. Fotógrafa divorciada, es tímida y reservada. Se nota que la han hecho daño en el pasado. Ella es la sumisa, la fácil, la cobarde, la carente de personalidad. Anna es la que nunca dice no. La que siempre tendrá dudas, la que se emparejará con el primero que le muestre algo de afecto, incluso si eso implica volver con alguien con quien juró que no volvería. La típica persona que no puede estar sola y, si lo está, se convierte en una sombra de sí misma.
Larry es el cochino de este grupo. Vicioso, grosero, maleducado, cachondo. Ahí, curiosamente, reside su atractivo. Verbalmente es tan bestia pero a la vez tan honesto y sincero, que no puedes rebatir sus argumentos. Él no tiene tabús, el dice lo que piensa (y lo que pensamos todos pero no nos atrevemos nunca a decir por pudor). Él no te ocultará que se ha tirado a una prostituta solo porque tenía un calentón, pero que solo ha sido eso. Larry es apasionado, ama de una manera peculiar, pero ama. Y no tiene escrúpulos a la hora de conseguir sus objetivos, sean los que sean. Dentro de esos defectos, nadie puede negar que Larry es un hombre coherente dentro de su naturaleza. Es el defensor, el sexual, esa persona agresiva (verbalmente, nunca físicamente) que nos atrae por su excesiva y superlativa personalidad.
La vida de estas cuatro personas se va a entrelazar ¡y de qué manera!. Como en el mejor de los cocktails, veremos qué pasa cuando en este cuadrado de emociones se entremezclan las personalidades tan dispares de estas personas. Y ahí, señores, está la miga de Closer. Una película en la que uno no puede evitar identificarse, donde no se puede sino pensar que somos muchas veces unos vampiros emocionales, donde la necesidad de amar y amar en sí son cosas que no sabemos distinguir muchas veces, donde mezclamos nuestro propio egoísmo en un mar de mentiras y autoengaños y, aún así, a veces vemos las cosas como realmente son y nos damos cuenta de que podemos llegar a amar y ser amados.
La frase de la película es: Si crees en el amor a primera vista, nunca dejarás de mirar. Gran verdad esa, al menos hasta que te das cuenta de que las cosas no son siempre así. Una auténtica lección de moralidad, esta película es mágica en cada una de las escenas, donde puedes desgranar cada conversación hasta formular una tesis independiente, una de esas películas que te hacen pensar constantemente en la naturaleza a veces tan despiadada y cruel de las relaciones humanas.
Pese a su más que evidente origen teatral (la película es un acto tras otro con saltos temporales que solamente notamos en cambios de hábito de los personajes, como el fumar), esta película injustamente tratada por el público en su momento es una auténtica obra de arte donde brillan especialmente Natalie Portman (Alice) y Clive Owen (Larry), por cuyos papeles fueron nominados al Oscar y ganaron sus respectivos globos de oro.
Obra maestra donde las haya, un 10 absolutísimo y merecidísimo. Si aún no la habéis visto, ya tardáis. Y se me olvidaba: el comienzo y cierre de la película está marcado por una canción de igual genialidad, The blower’s daughter de Damien Rice, un par de posts más debajo de esta parrafada.
Un abrazo.
Videoclip de "Never Again"
Hace unos días anunciaba el nuevo disco de mi adorada Kelly Clarkson, My december. Hoy, simplemente, dejo el videoclip de su primer single, Never again. ¡Canción y video fabulosos!. Espero que os guste.
Un abrazo.
30 de mayo de 2007
Hablemos...
Oh brother I can't, I can't get through
I’ve been trying hard to reach you 'cause I don’t know what to do
Oh brother I can't believe it's true
I’m so scared about the future and I wanna talk to you
Oh I wanna talk to you
You can take a picture of something you see
In the future where will I be?
You can climb a ladder up to the sun
Or a write a song nobody has sung
Or do something that's never been done
Are you lost or incomplete?
Do you feel like a puzzle, you can't find your missing piece?
Tell me how do you feel?
Well I feel like they're talking in a language I don't speak
And they're talking it to me
So you take a picture of something you see
In the future where will I be?
You can climb a ladder up to the sun
Or write a song nobody has sung
Or do something that's never been done
Or do something that's never been done
So you don't know where you're going and you wanna talk
And you feel like you're going where you've been before
You tell anyone who'll listen but you feel ignored
Nothing's really making any sense at all, let's talk
Let's talk, let's talk, let's talk.
Marta y Maroon
29 de mayo de 2007
A tu lado
Porque hay que tener fe en aquellos que son reales, puros, auténticos.
Porque vivir sin ellos no tiene sentido.
Porque siempre hay un camino hacia delante.
Porque te quiero.
Porque la preocupación no es sino otra prueba de amor.
Porque pase lo que pase siempre podrás contar conmigo.
Porque soy tu amigo.
Por todo eso, y todo lo demás, estoy a tu lado.
Cuenta conmigo para todo lo que quieras, y cuando quieras.
Nunca me he marchado.
Despedida a lo grande de LOST
No tengo palabras. La emoción, intriga y buen hacer de los últimos capítulos ha sido tan intensa que no creo haber visto hasta la fecha algo tan rematadamente bueno en una serie de televisión. Lost ya tiene en su baza, a estas alturas, muchas cosas ganadas, que a su vez han sido su talón de Aquiles: los personajes (que son muchos) ya están perfectamente presentados y definidos para la audiencia (gracias a los interminables flashbacks), y una enorme cantidad de misterios que poco a poco empiezan a tener sentido (solo a finales de esta temporada se han resuelto algunas cosas… de la primera), y evidentemente todo esto desemboca en un elevadísimo nivel de interés acerca del destino de estos personajes.
Pero no termina ahí la cosa: a nivel de dirección y orientación narrativa, se trata de una auténtica obra de arte: todo se desgrana despacio y con cuentagotas, como debe ser en una serie de misterio y aventura como esta, pero va dando de comer la impaciencia del espectador de manera que siempre tiene hambre, aunque se sacia lento pero seguro. Chapeau a los guionistas, aunque precisamente esta haya sido la temporada con alguno de los capítulos más tontos que recuerdo (el 14 es de vergüenza ajena, con la absurda historia de Rodrigo Santoro -Alias Jerjes, el de 300-, aunque lo mismo en la quinta temporada resulta que tiene sentido, con esta gente todo es posible).
La revelación de la temporada es un personaje nuevo: Juliet Burke, interpretado por la casi desconocida Elizabeth Mitchell. Este es uno de los mejores personajes que ha tenido la serie, y solo con una temporada en activo ya es uno de los más carismáticos.
En cuanto al último capítulo, qué decir simplemente que los guionistas se han sobrado: en la ultimísima escena, sin desvelar nada, pegan un revés a la historia que deja en estado de shock al espectador, y justo ahí termina la temporada… ¡¡sabiendo que hasta febrero de 2008, no vuelven!!. Desde Luego, si querían crear expectativa, lo han logrado y con creces.
Espero con ansia el ver más capítulos de esta notabilísima serie, que va sumando enteros conforme avanza la trama, pese a que lo desquiciante que resulta al principio puede echar para atrás a más de uno.
No puedo decir lo mismo del final de la tercera temporada de Desperate Housewives, serie que pierde y gana fuelle con una facilidad pasmosa, como si un episodio lo firmara Shakespeare y el siguiente lo continuara Ana Rosa Quintana, para luego volver al primero. Es tal el despropósito de tramas abandonadas o absurdas, personajes desaprovechados y giros ridículos de guión, que a uno le dan ganas de dejar de verla. Y no lo hago precisamente porque cuando tiene momentos de gloria, son enormes, como los capítulos 7 o 16, de lejos los mejores que ha tenido la serie hasta ahora, o por personajes tan carismáticos como Bree Van de Kamp/Hodge o Lynette Scavo. El final me ha dejado frío y pese a que esta va a regresar mucho antes que Lost, tampoco me importará esperar.
Ahora, este verano, me pondré con otras series que les tengo ganas: Heroes y Anatomía de Grey. Ya iremos informando.
Un abrazo.
28 de mayo de 2007
La carrera por el autobús
Todos nos hemos visto en la situación, alguna vez, de salir corriendo hacia la parada del autobús. Vas andando por la calle, tranquilamente, y de repente te das cuenta de que el autobús avanza inexorablemente hacia la próxima parada, que se encuentra a unos cuantos cientos de metros delante tuya. Y comienza la carrera. Y corres y corres, deseando con todas tus fuerzas que no se te escape, porque llegarás tarde si lo pierdes. Y corres y corres. Y durante ese tiempo, te agobia la idea de no llegar. Ese lapso de tiempo, afortunadamente breve, es una auténtica locura: se te entrecorta la respiración, te pones nervioso, te entra la histeria.
Pero finalmente, consigues llegar. Coges el autobús, empiezas a sudar y entonces te das cuenta de que no era para tanto. Que sabías que lo ibas a conseguir. Y como el que toma un dulce y luego un salado, la sensación de estar ya donde debes estar se agudiza y se hace mucho más placentero. No es igual esa sensación cuando cómodamente estabas esperando en la parada, con la franca certeza del autobús al acercarse de que lo cogerás, que cuando has tenido que esforzarte por ello, sufrir por ello.
Y esta analogía, me temo, se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida. Muchos son los autobuses que pasan por nuestras vidas, y unos los perdemos y otros no. Pero cuando coges uno en estas circunstancias, ¿no os sentís más vivos que nunca? A mí, al menos, así me pasa.
Un abrazo.
27 de mayo de 2007
La dama de ébano
Y es que un servidor asistió anoche al primer concierto que esta joven pero curtida artista realiza en Madrid, realmente con muchas ganas de ver cómo se desenvolvía en directo. Poniendo en breves antecedentes, decir que he sido fan de Destiny’s child, grupo original de esta, desde el segundo album (primero que sonó en España), el ya clásico y maravilloso The writing’s on the wall.
Los preámbulos: el exterior del palacio de deportes lleno de gente, saturada de fans, y mucho chulazo/a vestidos de Versace para las llegadas VIP: Así a primera vista vi a todo tipo de personalidades desde mi sitio en el gallinero: Marta Sánchez, Boris Izaguirre, Pedro Almodóvar, Hugo Silva, etc. Simples curiosidades. De teloneros salieron unos gitanillos que hicieron un espectáculo de taconeo bastante vistoso que fue un buen precalentamiento. De segundo telonero salió una chica que no recuerdo quien era, ni sus canciones tampoco. Sosa y aburrida, y solo con el piano, pese a su estupenda voz, la chica era una mezcla entre Lucie Silvas y Alicia Keys. 4 temas y a otra cosa.
Con el palacio de deportes a tope, lleno hasta la médula, y un par de lipotimias después, con 15 minutos de retraso, empezó el espectáculo. Ahí estaba la dama de ébano, guapa, radiante y espectacular. Altiva y desprendiendo fuerza, empezó con una apuesta fuerte la noche: Crazy in love, el exitazo de su primer disco en solitario. No estuvo nada mal para empezar a calentar al personal.
En lo referente al repertorio (hablaremos después de otros detalles), lo cierto es que fue impecable: no faltaron los grandes temas de su primer disco en solitario tales como Baby boy, Naughty girl, Me myself and I, Work it out o Bonnie & Clide. De ahí pasamos a la parte nostálgica, donde se marcó un largo popurrí de los exitazos de Destiny’s child: No no no part 2, Bills bills bills, Say my name, Bug a boo, Independent women part 1, Survivor, Bootylicious o Soldier. A mi gusto, ya podría haber incluído Lose my breath y la fabulosa Jumpin’ Jumpin’, pero supongo que ya hubiera sido mucho pedir.
Los temas conocidos fueron, por descontado, los más radiados y lo más aplaudidos. El último éxito de ella junto a Shakira, Beautiful liar, fue una auténtica fiesta, aunque la susodicha cantara solamente en el video. Increíble la sorpresa que me llevé cuando hubo un mini-apartado para Dreamgirls, donde el título de la película tuvo escenario propio y donde se interpretó tanto el tema que da título a la película y la maravillosa Listen. Y de ahí se desgranaron los temas de B’Day: Get me bodied, Suga mama, Green Light, Upgrade u, Ring the alarm (ESPECTACULAR)… para terminar con el bombazo Irreplaceable (comenzando con la versión en castellano). Tras el paripé del bis de todos los conciertos, Beyoncé cerró la noche con Deja vu.
Los temas, casi todos, estaban recortados. Normal, había mucho que abarcar en un show de 2 horas que no se hizo nada pesado y que tuvo muchos puntos importantes que destacar. El primero sería la fabulosa puesta en escena, con pantallas por todas partes, unos juegos de luces increíbles, bailarines/as impresionantes y una escenografía propia del mejor de los musicales. Luego está la enorme cantidad de vestidos que llevó Beyoncé, y el hecho de que todos sus músicos son mujeres cañón como anécdota. El directo en sí fue simplemente impecable, aunque el problema de la música que interpreta Beyoncé es que abusa demasiado de la sobreproducción, y eso se nota en el vivo, donde escuchamos más los coros pregrabados de Beyoncé que otra cosa. Ojo, con esto no digo que ella no cantara: ¡todo lo contrario!. No puedo entender, con todo lo que se meneó en el escenario la jodía, con coreografías a cada cual más movida y difícil, como podía sacar el enorme chorro de voz que tenía. Lo de Beyoncé es, simplemente, de cine: físicamente es una Diosa (en vivo impresiona más), tiene unas cualidades de bailarina descomunales y su voz es realmente un prodigio. De ahí que lo de la dama de ébano sea un adjetivo de lo más apropiado.
El único pero que le pongo a Beyoncé es que es demasiado consciente de su divismo. Incluso en medio del concierto hubo un interlude en el cual se nos mostraba un montaje de lo supermegadiva que es en todos los terrenos: icono de la moda, del cine, de la música, que si los fans la persiguen llorando por la calle… etc. Incluso al leer el programa del concierto, con el cual me hice, leyendo sus propias palabras me pareció realmente creída. Pero ella lo vale, ella está por encima de lo mundano. Ella es Beyoncé Knowles: joven, guapa, con mucho talento, y sobre todo, ambiciosa.
Por mi parte, perfecto. El show de ayer (con títulos de crédito y todo, señores, y bautizado como The Beyoncé experience) fue un claro ejemplo de lo que una diva ambiciosa puede llegar a hacer: el show por excelencia.
El mejor concierto al que he ido en mucho tiempo. Por mi parte, que siga así.
Un abrazo.
26 de mayo de 2007
El Factor X
25 de mayo de 2007
Querido profesor...
¡¡Nuevo disco de Kelly Clarkson!!
¡¡Feliz cumpleaños, Juan Carlos!!
Piratas elevados al cubo
En esta tercera entrega, tenemos más de lo mismo: una trama con poco seso, metraje excesivo (hay escenas, sinceramente, que si las quitan no las echarías de menos), mucho humor a destiempo y, por ende, la sensación de que la película no se toma en serio a sí misma en ningún momento, y personajes estereotipados con un tendencia al heroísmo de mercadillo.
Pero también tenemos un diseño de producción, escenografía y localizaciones realmente orgásmico (fascinantes, realmente fascinantes hasta el último de los detalles de cada plano de la película), una labor de maquillaje y caracterización descomunales y unos efectos especiales espectaculares, con especial mención una vez más al personaje de Davy Jones y a su tripulación. Por si no fuera poco, la BSO de Hans Zimmer es realmente buena, posiblemente la mejor de la trilogía.
En cuanto a la película en sí: para mi, de lejos la mejor de las tres. Y esto lo dice alguien a quien La maldición de la Perla Negra no le pareció nada del otro jueves. O al menos, me parece la más comedida. El humor, la acción y los diálogos mucho mejor repartidos, con la ventaja de conocer perfectamente ya la trama, los personajes y las motivaciones tanto de principales como de secundarios. Directos al grano.
El retorno de un personaje de la primera entrega, el Capitán Barbossa, resulta un pelín decepcionante porque pasa a ser uno más, pero como Geoffrey Rush lo borda, se le perdona que no le hayan sacado más jugo. El que decepciona mucho y es totalmente olvidable es el interpretado por Chow-Yun Fat, en un papel más bien secundario y nada aprovechado. En esta cinta, la verdadera protagonista es Keira Knightley, dejando atrás incluso al propio Johnny Depp, y donde la muchacha tiene más escenas de autolucimiento que un cofre lleno de doblones de a ocho. A veces hasta me ha llegado a resultar irrisoria. ¿Por qué ella y Orlando caracartón Bloom son los únicos que tienen dientes como perlas y al resto se les caen a cachos?.
Dinámica, divertida, y emocionante pese a su carencia de seso y la poca originalidad del conjunto (incluso los personajes se burlan de los tópicos de los piratas en no pocas ocasiones). Esa sería mi conclusión. Una película que muestra alto el estandarte de cine espectáculo moderno y que, solamente por su propuesta técnica, ya justifica el pago de la entrada (esta es de las que se DEBE ver en pantalla grande). El hecho de que además sea una película de aventuras que reinventa el género de los piratas de manera absolutamente sorprendente, con clasicismo pero innovando, pone el broche de oro a una trilogía marcada, ante todo, por la palabra ESPECTÁCULO. Entretiene desde el primer hasta el último minuto.
Por cierto, gañanes, no hagáis como yo y aunque vuestra vejiga no aguante tras casi tres horas de película (como me pasó ayer a mi), esperad a que acaben los títulos de crédito, que hay una escena adicional (que yo no he visto, me enteré anoche en los foros de MundoDVD).
Y con esto, me despido hasta la próxima sesión de supercine hollywoodiense.
Un abrazo.
24 de mayo de 2007
La Playstation 3 va mejorando
Un abrazo.
Traducir el título de este blog
お誕生日おめでとうございます!!
Emoción
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.
23 de mayo de 2007
El camino hacia el río
Hay un sendero que yo solía recorrer cuando era niño, cuando los días se vivían sin prisa, en un marco de verano caluroso rodeado de la familia y los seres queridos. Esos días eran, por razones puramente nostálgicas, realmente mágicos. La dispersión del paso del tiempo ha hecho que llegue a mitificar esos momentos, añorándolos como si algo me los hubiera arrancado.
Pero centrándonos en ese recuerdo, en ese camino, y sin más preámbulos, diré que se trata de un camino de tierra en medio del campo y de algunas casitas con huerto y/o piscina donde la gente pasaba sus épocas estivales. La casa de mi abuela era una de estas, y estaba situada en lo alto de una calle, que terminaba en una empinada cuesta arriba que era incluso imposible de subir en bicicleta (pero sí bajar por ella si ascendías con tu bici a pie). El camino, lleno de surcos de arena, era muy caluroso durante el día en verano, y a nadie se le podía ocurrir siquiera la idea de andar descalzo a la casa del vecino, aunque todo invitara a ello. Cuando uno bajaba la calle completamente, se encontraba con más campo y huertos grandes, y tenía que tomar la izquierda o la derecha. Siempre debía ser la izquierda la elección a tomar. El camino continuaba de manera más o menos recta o, más bien, ligeramente sinuoso, y podíamos ver pastos, huertos, árboles y campos de sembrado a nuestro alrededor. Mientras el lado izquierdo del camino estaba vallado, el derecho nos permitía movernos libremente. El camino era estrecho, pero los coches tenían que buscarse la vida para poder pasar en caso de que se cruzaran.
Al final de esta recta teníamos el autoservicio, que entre nosotros conocíamos como “la Paqui”, donde cada día bajábamos a comprar el pan y las cosas frescas para comer. A mi me encantaba ir con la abuela y convencerla de que me comprara Tang de Limón, porque me encantaba tomarme un vaso fresquito para merendar. Al final, comprábamos uno cada día, porque a mis primos también había que darles un vaso. ¡A mi me daba mucha rabia!. El egoísmo infantil es así.
Pero el camino aún seguía. Tras pasar la Paqui, podíamos seguir de frente o tomar un desvío hacia la derecha, donde llegábamos a un entramado de calles que descendía hacia abajo, y que nos permitía ver dos cosas interesantes: la primera, una gran casa blanca que, por aquel entonces, era el bar “El Chotis”. Cuando era niño íbamos mucho a tomar el aperitivo allí con mis padres y tíos, y por las noches también a veces salíamos a dar una vuelta. Y por la noche, recuerdo con una vividez increíble, había un circo para niños. Yo soñaba con que el presentador, una de las noches, me escogiera para ser el torero. Un hombre disfrazado de toro se plantaba delante de un niño que, con la destreza que pudiera, le toreara, mientras la gente vitoreaba al peque. Una noche, finalmente, fui el torero, pero posiblemente el peor de todos los que salieron en todo ese verano. Qué se le va a hacer.
Más abajo, y este es el segundo punto de interés, el camino se estrechaba un poco y se rodeaba de un montón de zarzales con moras. A mis primos y a mi nos gustaba ir a recoger moras y comérnoslas tal cual. Eso no es que fuera muy higiénico o saludable, pero o nos las comíamos o nos las llevábamos a casa. ¡Y qué buenas estaban, esas deliciosas moras silvestres!.
Se iba acercando el final de este camino. Al final del sendero de las moras, Llegábamos al linde del río Alberche. Ahí había otro bar y un cine de verano, por todos conocidos como “La Dulia”. Ahí es donde también pasábamos tardes y noches tomando algo entre amigos y familia, entre cervezas para los mayores y coca-colas para los niños. Y lo mejor era que, durante el día, frente a la Dulia había una escalerita de cemento que invitaba a meterte en el río. Nos quitábamos las zapatillas allí y entrabamos en él. Ahora ya no me cubre apenas, pero recuerdo que me llegaba el agua casi al cuello. Lo bueno era que, como era un río muy arenoso, no cubría luego demasiado y estaba lleno de islitas de arena para que pudiéramos instalarnos allí con nuestras toallas. Y, si mirabas en sentido a la corriente o avanzabas un poco, llegabas hasta el puente de piedras que daba acceso desde la carretera al pueblo.
Son miles los recuerdos que tengo de ese camino: mañanas, desplazamientos entre casas de familia y amigos en esa misma calle, carreras en bici, ir a hacer recados, a pasear por el río, o simplemente a enseñárselo a quien hubiera venido conmigo.
Ese camino aún existe, aún está allí, y aunque lo que le rodea ha cambiado mucho en estos años, permanece. Pero, lamentablemente, yo ya no tengo derecho o potestad para volver allí. No es que lo eche de menos como tal (el pasado es el pasado, y mi camino ya no pasa por ese sendero), pero si echo la vista atrás y pienso en los paseos por él con gente que ya no está a mi lado, como mi padre, mi abuela, u otras personas, reconozco sentir una enorme nostalgia.
Y es que ese sendero siempre estará en mi corazón.
Un abrazo.
Películas recientes
Sin llegar a ser perfecta, tiene una realización técnica fabulosa y unos actores cuanto menos decentes. Y es angustiosa, muy angustiosa. Pasa de la ciencia ficción al suspense y de ahí al terror en unos giros argumentales realmente extraños. Pero el conjunto es bueno, me gustó mucho la idea y el desarrollo del film.
Otra de las películas que he visto ha sido la última de James Bond, Casino Royale, con el atractivo Daniel Craig (a mi me lo parece, ¡qué ojazos!) como protagonista. A mi cualquiera de las que hiciera Pierce Brosnan me parecían una mierda pinchada en un palo… cada vez que me acuerdo de El mundo nunca es suficiente, me dan ganas de llorar. La razón de mi visionado pese a mis reticencias es que me regalaron la película en Blu-Ray por haberme comprado la PS3. Pues nada, el caso es que quedé sorprendido, porque la película es fantástica. Una fantasmada absoluta pero muy bien pensada y con un desarrollo interesante y emocionante, incluso en escenas tan aparentemente aburridas como una partida de poker. Por lo demás, lo de siempre: mucho lujo, localizaciones exóticas, chicas explosivas, malos malísimos y acción a mansalva (de la buena). Si la película peca de algo es de exceso de metraje: al final, se hace innecesariamente larga. Pero es digna de ver sin duda, y me recuerda a la remontada de la saga Misión Imposible con Tom melena al viento Cruise, cuya segunda entrega era un bodrio considerable (ver la crítica de cinecutre.com) y sin embargo la tercera es una auténtica joya. Lo mismo.
Últimamente me centro mucho en mis pajas mentales (mi blog es así, señores, qué le vamos a hacer) y apenas hablo de cine o series (sigo enganchado a Lost y Desperate Housewives, cuyas respectivas terceras temporadas están terminando ahora), algo que alimenta mi vida audiovisual día a día. Pues lo dicho, ahí van dos recomendaciones de diferentes géneros. Eso sí: ninguna os cambiará la vida.
Este jueves a las 19:15 tocan… ¡los piratas!.
Un abrazo.
22 de mayo de 2007
Camino al vertedero
Quiero que todos los que pasen por aquí vean este interesante documental acerca de la situación de una zona muy concreta de Madrid, para ver si con algo de difusión (los que podáis, no dejéis de hacerlo) conseguimos que llegue a oídos de alguien competente. Porque es triste pensar que solo a unos pasos de lo que consideramos el mundo civilizado haya que ser testigos de semejante despropósito y, ante todo, una deshumanización tan grande ante personas exactamente iguales que nosotros.
Un abrazo.
La historia de Aragorn y Arwen
"Suele ocurrir" dijo Aragorn, "que en tiempos de peligro los hombres oculten el tesoro más preciado. Pero Elrond y tus hermanos me asombran; porque aunque he vivido en esta casa desde mi niñez, nunca había oído hablar de ti. ¿Cómo es posible que no nos hayamos encontrado antes? ¡Tu padre no te habrá guardado bajo llave junto con sus tesoros!"
"No" dijo ella, y alzó los ojos hacia las montañas que se erguían al este. "He vivido largo tiempo en la tierra de mi madre, en la lejana Lothlórien. Y he venido hace poco, a visitar nuevamente a mi padre. Hacía muchos años que no paseaba en Imladris."
"No por cierto" dijo Elrond. "Tus propios ojos te han traicionado. Pero no hablo solamente de mi hija. Por ahora no te comprometerás con la hija de ningún otro. Pero en cuanto a Arwen la Bella, Señora de Imladris y de Lorien, Estrella de la Tarde de su pueblo, es de un linaje más alto que el tuyo, y ya ha vivido en el mundo tanto tiempo que para ella no eres más que un retoño del año, frente a un joven abedul de numerosos estíos. Está muy por encima de ti. Y así, creo, ha de parecerle a ella. Pero aun cuando no fuera así y el corazón de ella se inclinara hacia ti, de todas maneras me entristecería a causa del destino que pesa sobre nosotros."
"Veo" dijo Aragorn, "que he puesto los ojos en un tesoro no menos precioso que el de Thingol, que en un tiempo deseó Beren. Este es mi destino". Pero de pronto despertó en él el don de adivinación de los de su estirpe, y dijo: "¡Pero ved, Señor Elrond! Los años de vuestra morada en el mundo están concluyendo y a vuestros hijos pronto les tocará elegir entre separarse de vos y abandonar la Tierra Media."
"Es verdad", dijo Elrond. "Pronto, según nuestras cuentas, aunque aún habrán de transcurrir muchos años de los hombres. Mas no habrá para Anven, mi bienamada, otra elección posible, a menos que tú, Aragorn hijo de Arathorn, te interpongas entre nosotros y obligues a uno de los dos, a ti o a mí, a una separación amarga más allá del fin del mundo. Tú no sabes aún lo que deseas de mí."
Suspiró, y luego de un silencio, miró al joven con ojos graves y añadió: "Los años traerán lo que habrán de traer. No volveremos a hablar de esto hasta que hayan transcurrido muchos. Los días se ensombrecen y muchos males se avecinan."
Y Arwen dijo: "Oscura es la Sombra y sin embargo mi corazón se regocija; porque tú, Estel, estarás entre los grandes cuyo valor habrá de destruirla".
Pero Aragorn respondió: "¡Ay!, no puedo preverlo, y cómo eso podría ocurrir es un misterio para mí. Pero con tu esperanza, esperaré. Y rechazo la Sombra para siempre. Pero tampoco, Dama, es para mí el Crepúsculo; porque soy mortal, y si tú, Estrella de la Tarde, te unes a mí, también tendrás que renunciar al Crepúsculo".
"No, amado señor" dijo ella, "esa elección ya no existe desde hace largo tiempo. No hay más navios que puedan conducirme hasta allí, y tendré en verdad que esperar el Destino de los Hombres, lo quiera o no lo quiera. Pero una cosa he de decirte, Rey de los Númenóreanos: hasta ahora no había comprendido la historia de tu pueblo y la de su caída. Me burlaba de ellos, considerándolos tontos y malvados, mas ahora los compadezco al fin. Porque si en verdad éste es, como dicen los Eldar, el don que el Uno concede a los hombres, es en verdad un don amargo."
"Así parece" dijo él. "Pero no nos dejemos abatir en la prueba final, nosotros que otrora renunciamos a la Sombra y al Anillo. Con tristeza hemos de separarnos, mas no con desesperación. ¡Mira! No estamos sujetos para siempre a los confines del mundo, y del otro lado hay algo más que recuerdos. ¡Adiós!"
"¡Estel, Estel!" -exclamó Arwen, y mientras le tomaba la mano y se la besaba, Aragorn se quedó dormido. Y de pronto, se reveló en él una gran belleza, una belleza que todos los que más tarde fueron a verlo contemplaron maravillados, porque en él veían unidas la gracia de la juventud y el valor de la madurez, y la sabiduría y la majestad de la vejez.
Arwen salió de la Casa y la luz se le había extinguido en los ojos, y a los suyos les pareció que se había vuelto fría y gris como un anochecer de invierno que llega sin una estrella. Entonces dijo adiós a Eldarion, y a sus hijas, y a todos aquellos a quienes había amado; y abandonó la Ciudad de Minas Tirith y se encaminó al país de Lorien, y allí vivió sola bajo los árboles que amarilleaban hasta que llegó el invierno. Galadriel había desaparecido y también Celeborn había partido, y el país estaba silencioso.
21 de mayo de 2007
Comuniones, cafeterías y puertas
El viernes, tras abandonar mis labores laborales (me encanta decirlo de forma tan redundante) hice unos recados y fui a buscar a Alex para dar una clasecita de 日本語, aunque fue cortita porque no pudimos evitar ponernos a ver unos capítulos de デスノート y de Futurama. Ya he empezado con la gramática más básica del idioma, y aunque son memeces de guardería, a mi me hace ilusión empezar a aprenderlas. El entender perfectamente algo tan absurdo como わたしのなまえはダニです me hace ilusión, jejeje. De ahí nos fuimos a ver Zodiac, gran película, excelentemente dirigida, pero insufriblemente eterna y en muchos momentos aburrida. Mi consejo es que la veáis… pero en casa, sin prisa. La noche se remató con una ensaladita en VIPS.
El sábado fue el día del absoluto y total desenfreno, porque era la comunión de mi prima Mireia y ya se sabe que estos magnos acontecimientos son igualitos que las bodas. Desde la iglesia, lleno de repertorio de canciones que harían palidecer a Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio, hasta el chiringuito del banquete, eso era un despropósito constante. Pero el hecho de que la familia se reuna es siempre un milagro, y poder juntar el el mismo techo a mis tíos y primos (grandes y peques) me parece simplemente fabuloso. Lo pasamos genial, nos reímos más y bailamos como posesos. Cuando a mi me da por soltarme, que tiemble el mundo: en la discoteca post-comilona pusieron las típicas cancioncitas cañí que nunca faltan en estos sitios: Paquito el chocolatero, Salve rociera, etc. Aunque cuando pusieron el Hips don’t lie de Shakira, el Follow the leader de yoqueséquien o el I will survive de Gloria Gaynor, eso fue el despiporre absoluto. Acabé, literalmente, con la camisa empapada como si me hubieran echado un cubo de agua. Tenía aspecto de borracho descontrolado, jajaja. De hecho, tuve que irme a casa raudo a cambiarme para el cumpleaños que tenía esa noche.
Lo peor de la comunión vino cuando, tras el banquete y antes de la discoteca, se nos convocó a todos a una especie de mini-plaza de toros, donde empezaron a soltar vaquillas para que la gente entrara a la plaza a simular ser toreros. Se me encogió el corazón: un montón de subnormales (que no sé quienes eran, debían ser de otra boda o algo así) borrachos asustando a una pobre vaquilla que corría de un lado para otro asustada. Lo peor es que los “espontaneos” la tiraban de las orejas, la tiraban piedras, e incluso la daban patadas. ¡Tamaña injusticia!. Está claro que el peor de los animales es, sin duda, el hombre. Tuve que irme del sitio porque estaba a punto de pegarle un puñetazo a alguien, especialmente a una mujer cuarentona que dio la nota y que trató peor que nadie a la mencionada vaquilla. Por fortuna, y casi como si se hubieran escuchado mis plegarias, la vaquilla tiró al suelo a aquella desgraciada.
Pero pasemos al domingo, el día del absoluto relax, y en el que me llevé una enorme y agradable sorpresa. En mi nuevo hogar va a haber muchos locales, pero hasta la fecha pocos hay abiertos. Y hasta este sábado, ninguna cafetería. Pero cuando volví de la comunión vi que, para mi sorpresa, habían abierto ya la que tengo casi al lado de mi casa. Como a mi me gusta desayunar bien, me hacía ilusión comprobar si habían puesto algo decente, y allí me dirigí el domingo nada más levantarme y vestirme. Oh, albricias y maravillas, la cafetería pasó todos mis test, y es que reconozco ser un poco snob con estas cosas. Punto por punto:
- La cafetería era moderna, bonita y acogedora
- El personal, cercano y amigable. ¡Hasta me fiaron, que se me había olvidado la cartera!
- Un café con leche riquísimo
- Tostada deliciosa
- Me preguntaron el sabor de la mermelada (indispensable)
- La mantequilla no era de esa congelada, ese ladrillo imposible de untar que ponen en muchos sitios. Nooo, era suavecita y derretidita.
- Los periodicos del día estaban disponibles para los clientes, y sobre todo los interesantes magazines de los domingos
- Ambiente agradable y tranquilo
Creo que pasaré muchos días a desayunar por ahí. Justo debajo de mi casa voy a tener otra que abrirá en breve… veremos con cual me quedo, pero es difícil que esta sea superable. Es mi ideal de cafetería. Y es que, señores, estas cosillas son importantes, ¿verdad?,
El resto del día lo pasé jugando al Final Fantasy XII y estudiando un poco. Me quiero hacer una partida completa en castellano del juego, y ya he llegado al final en este. Ahora toca terminar las submisiones, que no son pocas, aunque creo que llevo más o menos el 80% del juego. A ver si saco tiempo para más, porque tengo muchas cosas pendientes que nada tienen que ver con el mundo de los videojuegos.
El remate del fin de semana vino cuando el capullo del Sardá, anoche en Telecinco, se paseaba por las calles de Tokio. ¡¡Me puso los dientes largos, que a mi me quedan 3 meses!!.
Comienza una semana larga. De hecho, no sé por qué, tengo la sensación de que las próximas 3 semanas se me va a hacer eternas. Voy a tener trabajo e infinitos compromisos que atender a mansalva. Esta semana, sin más, tengo 3 cumpleaños y un concierto de Beyoncé. Casi nada.
Supongo que he intentado aglutinar demasiado en un solo comentario. Habría mucho más que decir, como lo mucho que extrañé a mi abuela en la comunión, pero supongo que no quiero hablar demasiado de ello. No tengo fuerzas.
Más que nada, querría terminar este extenso comentario de hoy con una reflexión que quizá no comprendáis, pero que para mí tiene en estos momentos mucho sentido:
En la vida, las puertas están hechas para abrirse, aunque lo más usual es que se cierren en tus narices. No hay nada más bonito que, tras una incesante búsqueda en el llavero, y aunque hayas tardado una eternidad, tengas la fabulosa sensación de que la llave encaja en la cerradura y que un nuevo mundo se abre ante ti tras cruzar el umbral que te separaba del aire libre. Es simplemente una sensación maravillosa.
Un abrazo.
19 de mayo de 2007
Muchas, muchísimas felicidades
17 de mayo de 2007
Tortura
En el mundo hay muchas clases de tortura. La física, la emocional, la psicológica... y un largo o larguísimo etcétera. La peor de todas es la que uno se provoca a sí mismo cuando los ardides del destino le juegan una mala pasada, porque como decía mi querido Tolkien en una de sus sabias frases, A veces no hay peor castigo que el sufrir las consecuencias de una mano torpe, la de uno mismo. La herida duele mucho más.
No hay palabrería capaz de coser ciertas heridas. Pero sí la esperanza de la recapacitación, el deseo de aprender de ello, el triunfo del bien sobre el mal, de la verdad sobre la mentira, de la razón frente a la locura, del cariño frente al desdén.
Yo he aprendido la lección. No pienso volver a permitirlo ni permitírmelo.
Y no creo que haya mejor canción que la siguiente para expresar lo que siento.
Un abrazo.
Leo
16 de mayo de 2007
Esperanza
esperanza.
1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.
2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.
Doble filo
No hablo ya de ese estado de embriaguez que conocemos como el enamoramiento (conyugal), sino de todo tipo de sentimientos que consideramos positivos o hermosos en general. La gente es egoísta, a la hora de la verdad solo mira por sí misma y jamás da su brazo a torcer. La gente decepciona, engaña, oculta y tergiversa, te compromete, te ningunea, ignora o difama.
¿En qué o en quién tener fe? Porque yo, sinceramente, empiezo a estar harto. Aunque aún no tengo decidido si estoy harto del mundo o de mí mismo y mi actitud de chico Walt Disney.
Necesitaba decirlo.
En Argentina no hay pelusas
Estupefacto que me quedé. El hombre, evidentemente argentino, me hizo una revelación importante: en Argentina no hay pelusas. ¡Qué afortunados los argentinos!. Porque a poco que me descuido, debajo de mi cama se forma un ecosistema propio.
En fin, una razón de más para pensarse ir a vivir allí.
14 de mayo de 2007
And I am telling you I'm not going
Sobran los comentarios acerca del poderío vocal de Jennifer Hudson en este temazo de Dreamgirls, ¿verdad? ¡Impresionante!
Caricias del alma
12 de mayo de 2007
Cuarenta y cuatro
11 de mayo de 2007
El extranjero, la poseída y la gorrina
Pero entremos en materia: tres grupos de lo más dispares, de los cuales he sido seguidor acérrimo de dos, y actualmente ninguno dentro de mis preferencias principales. Pero chico, la entrada era gratis y la noche prometía ser animada. ¿Se necesita algo más?.
Antes de comentar el concierto, dos anécdotas: estar en la zona VIP suponía también estar en pijolandia, y estaba rodeado literalmente de Rodrigos y Jimenas (como dice mi tía Pepa), todos ellos con su jersey al cuello (parece una especie de pijoseñal para que se identifiquen entre ellos) y polo de Lacoste, junto con sus churumbeles, los Borjamaris y las Barbaras, niños bien vestidos como para carnaval con melenita a lo parchis. La gracia del tema es que entre concierto y concierto ponían videoclips de 40TV, y por alguna razón técnica siempre ponían el mismo bucle de 3 videos, entre los que se encontraba… ¡Rock DJ de Robbie Williams!. Por si nadie conoce este videoclip, en él nuestro drogata británico favorito (después de Pete Doherty) se marca un Striptease en el cual se arranca hasta la piel y los músculos en un momento de lo más gore. Literalmente, las niñas empezaron a gritar y las madres a taparlas los ojos. Yo no me pude contener y empecé a descojonarme vivo. ¡¡Fue lo más!!.
En fin, vayamos a los conciertos. Tras la presentación de rigor de Tony Aguilar, ese plasta omnipresente con ego desmesurado y buen rollito aderezado de modernismo de mercadillo y aún así majete (que pesado se ponía con eso de ¡Ese ruido, Madrid!), dieron paso a los conciertos, de una escrupulosa hora cada uno.
El primero: el argentino Coti. Yo pensaba que me aburriría como una ostra con este, pues no me cae en demasiada gracia, pero al final fue de lo más entretenido. Son pocos los temas que se conocen de él, pero los que sí se conocen, se los sabe la gente de pe a pa. Así, todos los que cantamos Antes que ver el sol o Nada fue un error (unas 6.000 personas al unísono), hizo que se formara un ambientillo de buen rollo de lo más agradable. Por su parte, el argentino fue de lo más agradable y simpático con la gente, y eso siempre se agradece. Algunos temas que desconocía de él me gustaron bastante, con mención a la Canción del inmigrante (un precioso alegato contra los prejuicios a los extranjeros) o el nuevo single que ha sacado ahora, tocado solo con guitarra y voz, con el que finalizó el concierto. La noche prometía.
Seguimos con Dover. Esto fue un shock para mi, que les sigo desde que sacaran el Devil came to me hace ya casi 10 años. Me encontré con una banda Dance de lo más sofisticada y con un show de luces y sonido que estaba a años luz de lo que hicieran en el pasado (yo ya les había visto en vivo hace unos años). La producción dance le sienta bien a Cristina Llanos, que tiene tendencia a quedarse sin voz a medio concierto y como ahora todo está en semi-playback por exigencias del estilo, la cosa no le quedó nada mal. Los temas de Follow the city lights (un disco fabuloso se mire por donde se mire) sonaron apoteósicos, con especial mención a Do ya y al ya clásico Let me out con el que cerraron el concierto, que fue de lejos el momento más álgido de la noche, y donde se formó la fiesta absoluta entre el público. Y lo más impactante: ver cómo han remodelado sus temas clásicos al Dance. Se marcaron unas versiones de Loli Jackson, DJ, Cherry Lee, Devil came to me, King George o Serenade que no dejaron indiferente a nadie, muy diferentes de las originales. No me atrevo a decir mejor o peor: simplemente, muy distinto. Y lo mejor, la vitalidad de Cristina Llanos: se movía más que los precios, como una poseida. ¡Normal que se haya quedado tan delgada, menuda vitalidad, señores!.
Me alegré por ellos: las Llanos estuvieron majísimas con la gente y no pararon de hacer alabanzas al público y a su Madrid natal. La gente les despidió con un enorme vitoreo que duró varios minutos, y que hizo a Cristina decir No me hagáis esto, que voy a llorar. Y creo que al final lo hizo, y se fue abrazada a su hermana. Dover fue la estrella de la noche, sin duda. Y el cambio les ha sentado de maravilla. ¡Quien les ha visto y quien les ve!.
Y llegó el momento que más esperaba de la noche: La oreja de Van Gogh, a quienes he seguido desde el primer disco y que pese a su exceso de ñoñería, siempre me han encantado. Este es el sexto concierto que veo de ellos, pues no he faltado a ni uno solo de todas sus giras. Pero para mi desgracia, resultó ser una total y absoluta decepción: el sonido era malo y la voz de Amaia Montero, peor. Entre balbuceo y balbuceo (nada de canto), desgranaron los temas de todos sus discos de manera sosa y descafeinada. Ni siquiera pequeñas joyas de su último disco como Perdida sonaron como debían, y nos dejó a mi y a mi primo Rubén, fan del grupo también, con cara de alelaos. Evidentemente, los únicos buenos momentos de este concierto los trajeron temas conocidos y tatareados por todos, como Puedes contar conmigo, Rosas, París o Cuídate, pero ni siquiera con esas. La gente se aburría, y la srta. Montero no era precisamente el colmo de la simpatía. Además, había unas pausas entre tema y tema realmente escandalosas. Y ocurrió lo que nunca he visto en un concierto de LODVG: la gente empezó a irse. Se aburría. ¡Normal, menuda ful de concierto estaban haciendo los donostiarras!. Y yo me sentí doblemente decepcionado, porque he estado en conciertos de ellos que les daban mil vueltas a este. Temas tan preciosos como Deseos de cosas imposibles, bailables como Pop o incluso La playa estaban mal cantados.
Hice lo que nunca he hecho en ningún concierto: me fui cuando empezaba la última canción. Me aburría y hasta estaba cabreado. Este grupo, ya montado en el dólar, está descuidándolo todo en sus directos: la música sonaba mal, y la Montero parecía una cerdita Peggy con voz de muñeca chochona. Qué pena, joder.
Bueno, creo que ya me he explayado bastante. Veremos a ver qué tal los próximos conciertos…
Un abrazo.
10 de mayo de 2007
La copa quebrada
Pero ese aroma de indiferencia sigue presente. Nadie, salvo uno, ha visto lo que ha ocurrido. ¿Qué sentido tiene que ocurran cosas que nadie es capaz de percibir, oler, tocar, o lo que es peor… lleguen a importarle siquiera?. Porque muchas veces se trata de eso simplemente: ni queremos, ni hacemos ademán para que nos importe.
En un mundo donde todo es discutible, todo es relativo, y no existe una verdad absoluta respecto a casi nada, todos somos víctimas y verdugos. Pero no lo entendemos. O somos una cosa u otra, pero nunca ambas. Es fácil tildar a alguien de loco o de cuerdo, pero nunca definirle en un punto intermedio. Es fácil ver las desgracias ajenas y observarlas como el que hace lo propio con la ficción en una pantalla de cine, pero el cine es cine; Y cataliza todo el elemento tragicómico de la vida para paliar nuestra necesidad de todos esos grandes sentimientos. Y, consecuentemente, cuando salimos de la sala evitamos todo contacto con ello. Miramos de lado, apartamos la cara, ignoramos lo que tenemos delante.
Somos tan necios que buscamos el autoconvencimiento, la excusa, nuestra propia verdad, el absolutismo inalcanzable. ¡Que el drama no me alcance! Y a su vez, es lo único que nos permite sobrevivir a esa gran espada de doble filo que poseemos: la conciencia. Y lo que hacemos, simplemente, es drogarla, anularla, adormecerla, obviarla. Y así, finalmente, todo recuerdo caerá bajo ese velo de apariencia y olvido. Porque solo así los humanos podemos sobrevivir.
Dicen que existen varios mundos o universos paralelos, y que el peor de todos ellos es el de los humanos. Porque somos presas del peor de los castigos: los sentimientos. Siempre amplificando, siempre decayendo, siempre dentro un constante sube-y-baja y una quimera de imposibilidades, subimos a lo más alto para caer a lo más bajo y volver a empezar una vez más.
La copa se hace añicos y se recompone perdiendo su belleza inicial, pero nadie lo ve. Porque no se quiere ver. Alrededor nuestro, normalmente, solo hay sombras; Nos movemos realmente en un limbo donde sólo apreciamos el viento de lo que se mueve a nuestro alrededor y no somos capaces de sentir lo que tenemos delante de nuestras propias narices. El resto del tiempo es, brevemente, cuando podemos realmente ser nosotros mismos. Un lapsusdemasiado breve, me temo.
¡Me he hecho añicos! ¡Ayudadme a buscar mis fragmentos partidos, por favor! – Decía la copa. Pero las únicas respuestas que recibía eran: o bien el silencio, o bien la mofa, o bien la crueldad, o bien la indiferencia. Al final, acabó buscándolos ella misma como buenamente pudo, invirtiendo todo su tiempo y fuerzas. Porque entendía que era su propia responsabilidad y de nadie más, pero en su corazón hubiera deseado recibir alguna respuesta distinta. De algún modo, eso lo hubiera cambiado todo.
Un abrazo.