Así que sin más,
Sigamos riendo, llorando, bailando. Porque no se puede parar el ritmo.
"Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece".
(...)
En cuanto a la homosexualidad, Álvarez señala que "perjudica a las personas y a la sociedad" y afirma, asimilándola a las agresiones sexuales, que "la persona practica [la homosexualidad] como puede practicar el abuso de menores".
Nothing's gonna harm you
Not while I'm around
Nothing's gonna harm you
No sir, not while I'm around
Demons are prowling everywhere
Nowadays
I'll send 'em howling I don't care
I got ways
No one's gonna hurt you
No one's gonna dare
Others can desert you
Not to worry, whistle, I'll be there
Demons'll charm you with a smile, for a while
But in time, nothing can harm you
Not while I'm around
Hace un par de días fui por fin a ver mi esperadísima Brújula Dorada, con las expectativas por las nubes ante una buena avalancha de trailers y avances. Pero he salido, sin estarlo del todo, algo decepcionado con el resultado.
La brújula dorada nos cuenta la historia de Lyra, una niña que vive en Oxford bajo la tutela del rector del Jordan College, y siempre bajo la mirada de su tío Asriel. Sin embargo, el mundo de Lyra no es el nuestro: en él, brujas voladoras surcan los cielos, hay osos acorazados en el norte que tienen su propio reino, y lo más importante: las almas de las personas tienen una forma física y caminan a su lado en forma de animal, sus Daimonions (Dimons en la traducción española, pronunciación literal de su forma inglesa… qué se le va a hacer).
Sin contar nada de la película salvo esta breve sinopsis, diré que La brújula dorada, como filme, no tiene ni un solo pero salvo lo apresuradísimo de su guión, que pretende contarlo todo en tiempo record, con especial mención a lo referente al personaje de Iorek Byrnison. En general, es una película con muchos puntos que quedan confusos y que carece de toda emoción. Y con todo, la historia está bien reflejada. El vínculo humano-daimonion está perfectamente explicado, y el hilo argumental y el espíritu de la historia también (salvo puntos concretos). Pero el punto más negro de La brújula dorada llega en la controvertidísima decisión de, en el último momento, eliminar los tres últimos capítulos del libro para incluirlos en los comienzos de la segunda parte (¡si se llega a rodar!), algo que a mi, personalmente, me ha parecido fatal. Y eso es porque lo que han quitado de metraje es crucial, y porque dejaría la historia en el momento ideal para retomar posteriormente la historia. Está claro que el director no ha pensado lo mismo. Solo propongo al lector de este apartado que eche un vistazo al trailer que pongo más abajo y me diga cuántas cosas aparecen que no haya visto en la película (sobre todo al final del trailer).
Por cierto, que mientras que todos los actores están simplemente normalitos en sus papeles (sin estar ninguno de ellos mal), Nicole Kidman lo borda en el papel de Marisa Coulter. Un auténtico acierto de casting, sin duda.
Tras haberme leído la interesantísima trilogía de la materia oscura (gracias, Frank, por la recomendación), estoy convencido de que es una de las mejores historias de fantasía que he leído en muchísimo tiempo, no solo por su prodigiosa inventiva (quien crea que ha visto todo tras leer o ver la primera parte, que espere a ver el resto…), sino por un punto importantísimo: lo tremendamente BRUTAL que es a la hora de cuestionar el poder de la iglesia cristiana, reflejada directamente en el famoso Magisterium de este relato. De hecho, llega a unos puntos tan antieclesiásticos conforme avaza la historia (lo del tercer libro es realmente heavy) que dejan la famosa polémica de El Código Da Vinci en una bromilla de nada. Veremos si se atreven, porque la primera entrega se ha moderado pero mucho menos de lo que pensaba. De momento, ya se han manifestado algunas asociaciones cristianas para boicotear la película, y también lo ha hecho el Foso de la familia desde su antro llamado HazteOir (o Hazmerreír, o HaztePis…). Ni siquiera pienso enlazar con esas páginas, hala.
Recomiendo, no obstante, el interesante visionado de La brújula dorada a todo el mundo, pero… sobre todo, recomiendo con mucho ahinco la lectura de esta impresionante trilogía de Phillip Pullman, que realmente deja un fabuloso sabor de boca.
Un abrazo.
Pero yo nací en Madrid, y me crié en el (supuesto) barrio marginal de Villaverde. No he conocido ese sentimiento de las calles de pueblo, de la supuesta tranquilidad de las cuatro callecitas, de la tasca de la plaza del ayuntamiento… y yo qué sé más. No, que va. Nací urbanita. Desde el primer momento, los autobuses, el metro, los pisos grandes, y muchas otras cosas, eran normales para mi. Y encerrado en mi cuerpecito de infante, pese a no salir apenas de las calles que delimitaban mi barrio, mi pueblo dentro de ciudad, siempre he sido una persona de ciudad.
Crecí, y sin ya siquiera llegar a la mayoría de edad, conocí mi ciudad. MI ciudad. Madrid. Una ciudad que ha cambiado tanto, como el mundo, como yo mismo lo he hecho también.
He pasado muchos momento buenos y malos, preciosos, horribles y espantosos, inolvidablemente preciosos en las calles de mi barrio y del centro de la capital. Recuerdo muchas cosas: los primeros de diciembre con la familia en la plaza mayor y Cortylandia, los encuentros con los amigos en Sol, los paseos por Gran Vía, la plaza de España, el buho en Cibeles, miles de cenas, meriendas, comidas en los rincones más recónditos del Madrid profundo. Las tiendas de comics, el barrio de Salamanca, el paseo de la Castellana, los sábados en el Retiro, Atocha, el rastro de Embajadores, Pirámides, pasar por debajo del Calderón, el mercado de Aluche, los alrededores de la zona oeste, y volviendo al este, recorrerse entera la calle alcalá, desde Sol hasta Canillejas, irse al parque del Capricho, cantar mientras pasas con el coche bajo las torres Kio y llegar a la avenida de
Dios, me podría pasar horas relatando cosas. ¿A qué viene todo esto?. Pues que hoy ha renacido nuevamente mi amor innato por esta maravillosa ciudad, por nada en particular… simplemente, Madrid ha vuelto a dolerme.
Soy una persona que no se considera especialmente cerrada a las nacionalidades: cuanto más sitios veo, más ciudadano del mundo soy. Soy un poco Americano, Inglés, Irlandés, Japonés, Portugués… pero también Español, y con ello soy un poco Sevillano, Gallego, Catalán, Valenciano, Extremeño… pero soy, ante todo y por todo, Madrileño. Porque amo Madrid. Lo amo con rabia, pasión, afecto, locura.
Hoy he ido al centro a hacer unas compras. Madrid estos días es un lío: víspera de puente, principio de la navidad, frío, gente a raudales, de dentro y de fuera. Pero al salir del FNAC, me paré en un Starbucks a pedirme un café antes de dirigirme a
Gracias, Madrid.
Daniel Oliver corrió hacia su muerte al mediodía del 17 de octubre. El joven, de 23 años, acababa de salir de la facultad de Derecho en Valencia y se disponía a tomar el autobús de vuelta a casa cuando vio lo que varios estudiantes y transeúntes llevaban un rato contemplando sin mover un dedo: David G. M., un tipo de las dimensiones de un armario, golpeaba y pateaba a su novia en el suelo a escasos
El agresor fue detenido allí mismo por
Cuenta Javier Domingo, uno de los testigos de la agresión, que llamó al 112 para avisar a una ambulancia, que David G., de 27 años, se derrumbó ante el joven al que acababa de noquear y empezó a decirle: "Tío, no me hagas esto, aguanta, no te mueras", con una voz cercana al llanto. Y cuenta Matilde, una de las tías de Oliver, que dos días antes de morir, su sobrino recibió la visita de David G. M., quien se disculpó ante la familia por lo ocurrido. El acusado niega que estuviese pegando a su novia. Ni siquiera reconoce que hubiesen discutido. La joven, que no ha presentado denuncia contra él, respalda su versión.
Varias personas asistieron paralizadas a la paliza, según Javier Domingo, compañero del fallecido, pero sólo Daniel Oliver intervino. ¿Por qué no reaccionó él también? "Yo no me acerqué porque pensé: 'A ver si acabo recibiendo yo'; el tipo estaba bastante fuerte", respondía ayer el chaval, a quien la juez aún no ha llamado a declarar.
Oliver vivía en Benicull, un pueblo de algo más de 900 habitantes, a
No todos lo veían así. En Valencia, Bernat Sifre, alcireño, compañero de carrera de Daniel, decía: "Hay formas de ser, y en los pueblos somos así; yo también me hubiera metido. Cuando la gente ve el vídeo de la chica a la que pegan en el tren se lleva las manos a la cabeza, pero nadie fue para levantarse y decirle al chaval: '¡Eh!, ¿pero de tú de qué vas?' Yo veo muy bien lo que hizo Daniel, me parece un tío de puta madre".
Es curioso leer que alguien con quien compartes nombre ha fallecido en estas circunstancias. Pero creo que es admirable que alguien se comporte de manera tan heróica como tú has hecho. Me parece una cualidad digna de envidiar. Querido Daniel, no porque compartamos nombre, sino por haber dado tu vida por intentar ayudar a alguien, tienes todos mis respetos. Descansa en paz, Tocayo.
Desde que escuché
Y para eso estoy aquí, para hacer un pequeño resumen de los puntos fuertes de esta nueva BSO, de adquisición obligada para fans de la película (tendréis que hacerlo por Amazon o similares, ya que los de Warner Music España decidieron solo sacar la primera entrega de esta joya,
Recorriendo el primero de los discos, me encontré acongojado al escuchar la melodía de The Chalice Passed mientras Éowyn le entrega la copa a Aragorn, o escuchando el relato de la caída de Númenor representada Eowyn’s dream. Escuchar completamente la magistral The grace of Undómiel con la portentosa voz de Renée Fleming de fondo y la llegada a Minas Tirith de Gandalf y Pippin fue lo que me arrancó las primeras lágrimas. En The eyes of the white tower escuchamos emocionados el relato de la decadencia de Gondor en labios del mago blanco, mientras los ecos de los Valar nos traen nuevas de tristeza desde el Oeste. Y como colofón al primer disco, escuchamos una de las melodías más increíbles en un solo track: el encendido de las almenaras de Gondor, una de las mejores escenas de la película, aquí en su composición original para el film, seguido de otro momento inolvidable a nivel musical: la preparación por parte de los Rohirrim para ir a Gondor. Simplemente impresionante.
El segundo disco nos trae la versión completa de Osgiliath invaded, con unos coros celestiales y apocalípticos sobrecogedores, y la siempre cálida voz de Ben del Maestro acompañando la llegada del Mago Blanco. The sacrifice of Faramir no ha cambiado mucho respecto a la versión anterior, pero siempre me ha parecido una melodía inolvidable, desembocando en la preciosa interpretación de Billy Boyd (que en el doblaje se cargaron salvajemente al también doblar la canción con una voz estridente a más no poder). Andúril, the Flame of the West nos muestra el símbolo y la esperanza de Gondor, la espada forjada de nuevo entregada a las manos del legítimo rey. Es simplemente maravilloso escuchar esta delicia que lleva el tema de Rivendel a su máxima gloria y expresión. The siege of Gondor nos llena de temor, miedo, terror, ante la llegada de los Nazgûl a
El tercer disco nos trae una de las composiciones más espectaculares e irrepetibles de la historia del cine: The battle of the Pelennor fields en su versión completa, la arenga de Théoden a sus Jinetes y el glorioso ataque de los Rohirrim a las fuerzas de Mordor. Tanto la escena como la música son simplemente de lo más increíble que estos ojos y oídos han podido contemplar y escuchar. Se me pone la carne de gallina al pensarlo. No se quedan atrás los temas que les siguen, The Mûmakil o Dernhelm in battle. Pero es cuando llega A far green country cuando todo llega a la calma, pues comienza a sonar la melodía de ese grandísimo tema que es Into the West, que nos enseña que tras la muerte hay esperanza. Emocionante como pocos, esta melodía se cuela hasta lo más hondo de nuestros corazones. Aún recuerdo las palabras de Gandalf: Se ve la blanca orilla, y más allá la inmensa campiña verde tendida ante un fugaz amanecer. A partir de aquí todo es un orgasmo sonoro: Los temas Shieldmaiden of Rohan, The passing of Théoden entristecen hasta lo más profundo, la sorprendentemente preciosa voz de Liv Tyler en The Houses of Healing, la impresionante y élfica voz de Sissel en The last debate… realmente todo es un largo etcétera de maravillas, pero la última parte de este disco es la mejor: “For Frodo”. Escuchar el tema de
Y cuando todo parece ya inmejorable, llega el mejor de los cuatro discos, el último: Todos los cortes de este son simplemente imprescindibles desde el primer al último minuto: La versión completa de Mount Doom o The Crack of Doom (impresionante la parte de la caída de Barad-Dûr), la flauta del extraordinario James Galway en Mordor, la extraordinariamente emotiva The Eagles (aquí volví a llorar), La ya escuchada pero no por ello menos increíble The Fellowship reunited, y ese increíble viaje final a los Puertos Grises. El tema final, Elanor, nos dice que la vida sigue y que las cosas tienen un curso, que todo empieza y acaba, y que todo es una misma historia que siempre sigue adelante. Los temas finales, The days of the Ring, que incluyen el maravilloso, incomparable tema Into the West de Annie Lennox, o La canción de Bilbo, ponen el broche de oro a una banda sonora inolvidable, pero no solo eso: es el fin de una etapa, de una vida, de un universo.
No sé transmitir por palabras lo que me transmite esta música. Recuerdo el concierto en vivo de Howard Shore en Sevilla a finales de 2004 como uno de los momentos más hermosos de toda mi vida, y nunca lo olvidaré. Esta banda sonora está ligada a mi de manera intrínseca, es parte de mi alma, de mi corazón, y sé que durante toda mi vida la amaré.
La música es el lenguaje del corazón, dicen. Es la música de mi vida, la piedra angular de mi ser. La música en general, la de
Por favor, no dejéis de oirla.
Un abrazo.
Llevo unos cuantos días bastante inactivo bloguerilmente hablando, y es que en verdad lo mío es un sinparar. En lo profesional estoy un poco hasta arriba, lo justo para no estar agobiado pero sí para no tener un segundo de respiro decente. En lo personal, no podría sentirme mejor ahora mismo, es sencillamente imposible. Y eso, por ende, también me roba mucho tiempo.
Podría hablar de muchas cosas, como las películas que he visto últimamente, los discos que estoy escuchando (tengo que hacer una review de la impresionante BSO completa de El Retorno del rey, que ya tengo), o de este absurdo y patético mundo donde un simple ¿Por qué no te callas? provoca polémicas entre países (seguido del politono y realtono correspondiente), de las manifestaciones a favor de Primo de Rivera, de la separación de
Que quede claro que aquí voy a citar situaciones personales en tono jocoso pero que en el momento concreto no me hicieron ninguna gracia.
Todos nos hemos visto en la situación de escuchar el tono de moda (o no tanto) en algún momento cuanto menos inoportuno: en un restaurante, en un autobús, en el metro, en una reunión de trabajo… etc. Ahí, en esos momentos, puede ser incluso gracioso o cuanto menos anecdótico, pero… ¿qué pasa cuando esto ocurre en momentos en los que el móvil debe por narices estar apagado?.
Estás en el cine viendo una película y el móvil de la persona de atrás no solo no deja de sonar, sino que además se mantiene una conversación sin despeinarse. Tampoco sirve de nada quejarse ni decírselo a los de seguridad.
Estás en la misa por tu bisabuela y pese a que el cura pide que la gente desactive los móviles, durante toda la misa nos vemos amenizados por
Y ahora viene lo más divertido: la música en los entierros. No hay nada más ameno que estar enterrando a algún ser querido tuyo y no dejen de sonar los grandes éxitos de la radio. ¡Así cualquiera se anima en esos duros momentos!.
Cuando murió una tía mía,
Una cosa es no tener cuidado, otra no tener respeto por ciertas cosas. Que conste que ni soy de esos que piden silencio sepulcral en una iglesia (y menos por ser iglesia) ni en casi ninguna situación, pero tengo muy claro que esto de los tonitos de móviles (además de ser un negocio redondo para gente lela, solo hay que ver lo inteligentes que son los anuncios del Club Zed) es un poco lacra, sobre todo por el mal gusto que tienen algunos a la hora de ponérselos como tono regular.
Yo ahora mismo tengo de tono de móvil la melodía de Anatomía de Grey (discreta y elegante, creo) y para Sera, el Clocks de Coldplay. Aunque lo mismo me da por ser moderno y ponerme algo del estilo La terremoto de Alcorcón. ¡hay que modernizarse!.
Un abrazo.
P.D.: Lo olvidaba: ¡¡Feliz 20-N!!. (Modo ironía ON)