Estas son las tres palabras mágicas que definen lo que significa y representa toda la esencia de nuestras existencias: el tiempo. Una balanza que, según vamos recorriendo la línea de la vida, se va descompensando cada vez más. Dejamos mucho más atrás que lo que vamos a encontrar delante. Y aún así, como lo que aún está por llegar son páginas de un libro inacabado, la excitación por leer el próximo capítulo está siempre presente. Porque, además ya tenemos encima el peso de las páginas que hemos leído. ¿Cuándo podemos decir que hemos pasado página?.
Si se trata de juntar, a veces, los tres elementos, el resultado puede ser desastroso o muy provechoso, dependiendo de cómo resulte la mezcla. Es peligroso jugar con el pasado, el presente y el futuro. Unos sostienen que lo que está atrás hay que dejarlo atrás, ante lo cual discrepo.
Tengo la plena certeza de que el definir el presente o los días venideros está en nuestras manos. Quiero pensar que dentro de nuestras almas tenemos el poder de moldear nuestros días, aunque sea para mal. Todo es cuestión de tener la suficiente fe, la suficiente fuerza de espíritu y, sobre todo, tener mucha consciencia de lo que se es o lo que se pretende hacer.
Ayer yo tuve una tarde en la cual convergieron los tres elementos. Y fue una búsqueda intencionada pero no premeditada, que es distinto. Por alguna razón, sabía que tenía que llegar ese momento, y seguramente hace no demasiado me hubiera dado pánico. Pero ayer ya sentí que podía hacerlo, que podía dar ese paso adelante sin tropezar, que podía manejar esos elementos, cual químico que manipula ciertas sustancias. El miedo escénico ya había desaparecido.
No solo la situación en sí salió airosa, sino que podría calificarla de tremendamente positiva e incluso añadir adjetivos como emocionante, divertida, agradable y con cierto elemento de calidez. Desde el momento en que terminó hasta ahora sólo he tenido una sensación de enorme alegría dentro de mi.
Me siento terriblemente bien como hacía meses que no hacía. Es posible que sea simple euforia pasajera, pero lo dudo. Ayer se unieron todos los elementos. Ayer tuve la certeza de haber pasado de página. Con la agradable sensación que provoca el sentir que el elemento principal del capítulo anterior sigue presente. De otro modo, forma y fondo, pero ahí sigue. Y vaya, ¡cuánto me alegro!.
Dentro de lo duro que resulta ahora mi día a día laboralmente hablando, miro todas las pequeñas cosas, al igual que las grandes, que me rodean y me arropan, y sólo encuentro positividad. Ahora mismo miro al horizonte dorado, al crepúsculo, sintiendo únicamente alegría y calor. Y lo que escucho es una música celestial y hermosa, de esa que llega directamente al corazón.
Pasado, presente, y futuro. Mezcla extraña, explosiva, difícil de manejar, a veces imposible. Todo es inalterable. Qué bonito es entender que podemos hacer que algunas cosas sí permanezcan, aunque sea un tiempo. Está claro que si algo tiene que ocurrir, ocurre. Para bien o para mal.
Un abrazo.
Si se trata de juntar, a veces, los tres elementos, el resultado puede ser desastroso o muy provechoso, dependiendo de cómo resulte la mezcla. Es peligroso jugar con el pasado, el presente y el futuro. Unos sostienen que lo que está atrás hay que dejarlo atrás, ante lo cual discrepo.
Tengo la plena certeza de que el definir el presente o los días venideros está en nuestras manos. Quiero pensar que dentro de nuestras almas tenemos el poder de moldear nuestros días, aunque sea para mal. Todo es cuestión de tener la suficiente fe, la suficiente fuerza de espíritu y, sobre todo, tener mucha consciencia de lo que se es o lo que se pretende hacer.
Ayer yo tuve una tarde en la cual convergieron los tres elementos. Y fue una búsqueda intencionada pero no premeditada, que es distinto. Por alguna razón, sabía que tenía que llegar ese momento, y seguramente hace no demasiado me hubiera dado pánico. Pero ayer ya sentí que podía hacerlo, que podía dar ese paso adelante sin tropezar, que podía manejar esos elementos, cual químico que manipula ciertas sustancias. El miedo escénico ya había desaparecido.
No solo la situación en sí salió airosa, sino que podría calificarla de tremendamente positiva e incluso añadir adjetivos como emocionante, divertida, agradable y con cierto elemento de calidez. Desde el momento en que terminó hasta ahora sólo he tenido una sensación de enorme alegría dentro de mi.
Me siento terriblemente bien como hacía meses que no hacía. Es posible que sea simple euforia pasajera, pero lo dudo. Ayer se unieron todos los elementos. Ayer tuve la certeza de haber pasado de página. Con la agradable sensación que provoca el sentir que el elemento principal del capítulo anterior sigue presente. De otro modo, forma y fondo, pero ahí sigue. Y vaya, ¡cuánto me alegro!.
Dentro de lo duro que resulta ahora mi día a día laboralmente hablando, miro todas las pequeñas cosas, al igual que las grandes, que me rodean y me arropan, y sólo encuentro positividad. Ahora mismo miro al horizonte dorado, al crepúsculo, sintiendo únicamente alegría y calor. Y lo que escucho es una música celestial y hermosa, de esa que llega directamente al corazón.
Pasado, presente, y futuro. Mezcla extraña, explosiva, difícil de manejar, a veces imposible. Todo es inalterable. Qué bonito es entender que podemos hacer que algunas cosas sí permanezcan, aunque sea un tiempo. Está claro que si algo tiene que ocurrir, ocurre. Para bien o para mal.
Un abrazo.
1 comentario:
Yo tengo los 19 y ya tengo un poco de vértigo.
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