17 de abril de 2006

El placer del trabajo bien hecho

Interesante y curioso ha sido el retorno a la oficina tras un largo y relajado fin de semana precedido de unas semanas de intenso y agobiante trabajo.

A grandes trazos, me he visto sometido a una enorme presión y responsabilidad acerca de la puesta en práctica, la realización definitiva de un gran proyecto laboral que lleva germinando muchos meses, casi diría ya que más de un año. Finalmente, este proyecto se puso en marcha a nivel productivo hace unos cuantos días. En este proyecto he tenido un papel muy importante y seguiré teniéndolo, pues es comparable a cualquier obra artística: tras los trazos principales, toca afinar los detalles.

Bueno, como estaba nervioso por comprobar los resultados de los primeros días, he llegado a la oficina una hora y media antes de mi entrada oficial. He comprobado y ¡sí! Todo ha ido perfectamente, salvo detallitos a pulir y en todo caso irrelevantes dentro de las funciones principales. He recibido varias enhorabuenas a lo largo de la mañana y eso me ha hecho sentir realmente bien.

Todos, en cierto modo, tenemos un celo profesional, un compromiso, la sensación de que algunas facetas de nuestro trabajo son muy nuestras, como nuestros niños pequeños, nuestros bebes, nuestros hijos.

Ahora mismo soy un papá orgulloso. A ver cuánto dura.

Un abrazo.

1 comentario:

Spidermanu dijo...

¡ENHORABUENA!
¿Por qué será que te entiendo perfectamente? ;-)
Y eso que hace un tiempo que no experimento algo parecido, jeje.