Pero sí: finalmente, se ha hecho realidad. Tanto que en estos momentos escribo esta entrada desde un hotel cercano al Aeropuerto Internacional de Los Angeles, E.E.U.U., comunmente conocido como LAX. La foto que veis ahí arriba no es mía, pero he hecho una igual hace un ratito con mi propia cámara.
Guido y yo nos estamos recuperando de un asfixiante Jet-Lag de 9 horas de diferencia, tras un placenterísimo pero largo vuelo desde Frankfurt (donde he podido ver unas cuantas películas de lo más interesante). Mañana por la mañana partimos para nuestro primer destino: Honolulu, isla de Oahu, Hawai. Solo de pensarlo me pongo nervioso: siempre vi Hawai como algo total y absolutamente inalcanzable, y me encuentro casi al lado de estar bañándome en las playas de Waikiki. Impresionante...
Sin embargo, parece que "el destino" nos lo ha estado poniendo difícil: en primer lugar ha estado la "huelga express" de la compañía de Guido, Lufthansa, que hizo que hasta hace 4 días este viaje se suspendiera, volviendo a "emerger" de manera sorprendente y prácticamente con todo anulado. Y ahora, nada más llegar a LA, nos enteramos de lo del Tsunami y la alerta que tenían las islas. Afortunadamente, mientras escribo esto, nos hemos enterado de la alarma se ha retirado. Así que, con suerte, mañana ya estemos en Hawai a media mañana.
Estoy intentando, a casi las 20:00 horas (hora local), aguantar el sueño para luego poder conciliarlo mejor. Pero me cuesta mucho... Guido ya está completamente sopa en la cama de al lado y yo intento distraerme con Internet, el blog, las fotos y la tele puesta bajita (qué pena que hoy sábado no echen ninguna serie que me guste... mañana toca Desperate Housewives, jeje).
Desconozco la frecuencia con la que podré actualizar el blog "en tiempo real", pero definitivamente hablaré de este viaje. Nuestra idea: quedarnos hasta el viernes inclusive en Hawai, para luego volver aquí a Los Angeles 5 días más y disfrutar de Hollywood y los Oscars en todo su esplendor. ¡¡Una experiencia única en la vida!!.
No podría estar más emocionado, salvo la espinita de tener a mi chico guapo tan lejos de mí en estos momentos. Bueno, como se suele decir... lo mejor de las separaciones es que luego provocan reencuentros.
Un abrazo.