Hace un par de días que por fin terminé de leer los cuatro libros de las
Leyendas de Terramar de la escritora
Ursula K. LeGuin, libros que llevaba queriendo leer hace mucho tiempo (máxime teniendo en cuenta mi más que sabida afición por la literatura de fantasía). El detonante final que me hizo comprarme de una vez los libros fue la aparición en cine de
Cuentos de Terramar o
ゲド戦記 (
Gedo Senki - Las crónicas de guerra de Ged), de mi amado estudio Ghibli, y primera película de
Goro Miyazaki, hijo de mi idolatrado
Hayao.
Me enteré de la enorme
polémica que surgió entre la autora y el estudio tras el lanzamiento de la película, que incluso puede leerse en la
web oficial de Ursula K. LeGuin y que a mi me dejó bastante confuso, ya que la película no me pareció tan mala, aunque sí muy por debajo de las películas de Hayao Miyazaki.
Ahora que me he
leído los cuatro libros, lo comprendo perfectamente.
Hablemos de los
libros:
Leyendas de Terramar nos introduce en un mundo imaginario donde conviven
hombres, magos, brujas y dragones, con su propia historia, culturas, y acontecimientos muy al estilo de la Tierra Media de
Tolkien, aunque infinitamente menos complejo que este, y sin embargo en ese factor juega una de sus mejores bazas:
no implica menos profundidad en la historia, realmente
fascinante, y es bastante más
digerible que las historias de Arda de Tolkien. Interesantísima es la parte del
lenguaje verdadero de todas las cosas, de cómo cada elemento de
Gea y la creación tiene un nombre verdadero, incluídas las personas, que deben guardarlo como el mayor de los tesoros, porque quien conozca el verdadero nombre de alguien o algo podrá controlarlo, como si fuera dueño de su alma.
Los cuatro libros (mas el quinto que aún no he leído), independientes entre sí pero que es más que recomendable leerse en
orden, son los siguientes:
Un mago de Terramar nos cuenta la historia de
Gavilán, un joven llamado a convertirse en una leyenda por sus enormes aptitudes para mago. Es una historia, sobre todo, de la pérdida de la inocencia y de las necedades que cometemos en la vida y el precio que nos pueden costar y, sin embargo, cómo estos errores nos ayudan a encontrarnos a nosotros mismos. Ged (verdadero nombre de Gavilán) comete una imprudencia que le llevará a enfrentarse al peor de sus miedos, al mal que él mismo ha generado.
Las cuevas de Atuan nos introduce, varios años después, a la vida de la sacerdotisa
Tenar, una niña devorada por los poderes oscuros que está condenada a vivir toda su existencia en las tinieblas de un culto a seres ancestrales denominados los SinNombre. La llegada del ahora Archimago Ged le cambiará todo el concepto que tenía sobre la vida.
La costa más lejana es el mejor de todos los libros, pero también el más denso y tenebroso. Un mal se cierne sobre el mundo, y el equilibro de todas las cosas parece haberse alterado completamente. El Archimago
Ged junto con el Principe
Arren de Enlad (futuro Rey
Lebannen) se embarcan en un viaje desesperado hasta los confines del mundo para enfrentarse al mal. Este libro es realmente
fascinante a la hora de describir sentimientos tan humanos como el miedo a la muerte y a la vida, aunque la reflexión resulta francamente
conmovedora.
Finalmente tenemos
Tehanu, que nos recupera a una ya camino de la vejez Tenar y a un Ged desprovisto de sus poderes de antaño, en la que considero la más demoledora de todas las novelas, en un mundo gris sin esperanza y lleno de amarguras. Todo gira en torno a una niña, Therru, torturada injustamente por las desavenencias de la vida y que la entristecida Tenar intenta enmendar a base de amor. Una historia que, sorprendentemente, nos habla del poder de la sabiduría en la vejez y en los años previos a esta, y el maltrato a las mujeres en un mundo machista.
Me falta un libro aún, publicado en 2001,
En el otro viento, que espero leerme pronto. Los libros de Terramar, en general, nos sitúan en un mundo de Fantasía bastante
creíble y simple en el que el hombre debe estar luchando constantemente contra la
oscuridad y los poderes malignos, así contra la melancolía y el desgaste del mundo. Es la historia de siempre en este tipo de libros, pero
magistralmente relatado y con una
personalidad y alma propias. A diferencia de otros títulos, estos no son un
calco de Tolkien, ni de Dragonlance, ni nada. Son unas
magníficas historias que todos deberíamos leer y que recomiendo abiertamente a todo el que lea estas palabras.
Y ahora, volviendo a la película de Goro Miyazaki: este caballero cogió el libro de
La costa más lejana como base y en la
Termomix incluyó los otros tres libros a los que he hecho referencia. Así pues, tenemos un príncipe Arren que sufre de los mismos males que Ged en su primer libro, un enemigo inventado que suple al del tercero, y se nos incluye a una Therru del cuarto libro que se parece a la Tenar del segundo. Las motivaciones morales de los personajes quedan
de lado y/o muy mal explicadas, y tanto Ged como Tenar son personajes que no se acercam ni remotamente a la
profundidad que poseen en los libros originales. Está claro que Goro no ha heredado el talento de su padre, al menos de momento, y solamente la
banda sonora del film está a la altura de los libros en los que se basa. Entiendo perfectamente el
enfado de los fans del libro y de la propia autora quien, en contra de lo que se ha dicho, ha sido bastante comedida con el despropósito de Ghibli con sus obras.
Con todo, la película de Ghibli es más que
visionable y hasta recomendable, aunque mediocre tanto con las películas de Miyazaki padre y mucho más con los libros de LeGuin.
Un abrazo.