Yo amo muchas cosas, y a mucha gente, cada una de una manera. Siempre se alude al "querer" y al "amar" como cosas distintas, y yo no creo que lo sean. Todo es amor, aunque en la practica llamemos amor a aquella persona que tenemos por nuestra pareja. Yo amo a mi madre. Amo a mi prima pequeña. Amo a papá. Amo mi trabajo. Amo el cine. Y por supuesto, a mi chico.
Pero, ¿os dais cuenta del extraño revoltijo de cosas que acabo de mencionar?. ¿Cómo puedo meter en el mismo saco al amor que siento por mi madre y el amor a mi trabajo?. ¿No será entonces que estoy mencionando cosas distintas y soy incapaz de distinguirlas?.
La respuesta es, creo, que NO. No estoy mencionando cosas distintas. Es exactamente lo mismo a otro nivel. Para mi, el amor es aquello que te hace sentir bien cuando piensas en ello, que te hace sentir más vivo, que te reconforta y que te hace feliz. Y hablo de una felicidad pura y verdadera. La que te da calor por dentro cuando tu alma tiene frío. Pero no siempre es fácil distinguir lo que de verdad se quiere y lo que se cree uno que quiere. Lo he vivido, la verdad. ¿Cuántas veces me habré dicho a mí mismo que no deseo pasar tiempo con alguien y cuando ha sido demasiado tarde me he arrepentido?. ¿Cuántas veces habré intentado convencerme de que quería a alguien y en verdad no era así?. Y por suerte, cada una de estas experiencias, buenas o malas, me han llevado a un punto en el cual creo tener ya suficiente conocimiento de causa para poder analizar mis sentimientos de una forma más honesta y sincera. Y hablo de sinceridad conmigo mismo, por supuesto. No hay mayor traición que la que uno comete cuando se está engañando.
Y ahora viene la pregunta: ¿Por qué estoy escribiendo esto?. Pues porque hace un par de días no dejo de reflexionar sobre esto. Mi vida está tomando unos derroteros muy distintos a lo que era hace un solo año, y no solo en el día a día, sino en lo que se refiere a mis propias convicciones. Es como si de repente me hubiera estallado un globo de agua en la cara y me hubiese despertado a una nueva realidad, mucho mejor que el extraño sueño en el que llevaba sumido muchos años.
Digo esto porque, por primera vez en mi vida, estoy enamorado. He pensado mucho en las palabras que estoy pronunciando, e indudablemente es la conclusión más lógica y sincera que encuentro. No me resulta doloroso pensar que lo que he dejado atrás no fuera estrictamente "real", pues no era consciente de la pantomima que estaba viviendo, ni del modo de vida que creía era correcto. No, que va. Ahora mismo me resulta aberrante pensar en ello, en mi concepto de la realidad de las cosas. Me siento plenamente despierto por primera vez en mi vida.
Desde hace un tiempo soy plenamente coherente con mi vida emocional. Y lo más importante es que tengo la plena certeza de serlo no solo en el presente, sino en el futuro que se presente, sea el que sea. Pero yo había quedado bastante desencantado por una serie de razones en lo referente a las relaciones, y estuve mucho tiempo evitando abrir mi corazón. En parte porque no era el momento, y en parte porque no me veía capaz de hacerlo.
Pero entonces llegó él. Su llegada supuso para mi algo parecido a un "Efecto mariposa" o, como dicen el El Señor de los anillos, "una pequeña caída de guijarros que da paso al derrumbe de las montañas". No sé ya muy bien cómo sucedió, pero sé que me enamoré de verdad. DE VERDAD. No puedo expresarlo con palabras, pero ni en la forma, ni en la profundidad, ni en la honestidad, ni en el cariño, ni en el modo había conocido algo así. Es para mi, hablando con toda la honestidad que puedo, lo más puro, sincero y auténtico que he conocido en mi vida. Tener la posibilidad de sentir de esta manera tan limpia es, a todas luces, un privilegio que jamás pensé que podría tener. Es más: por muchas cosas que haya conocido, por muchas películas que haya visto, por muchos libros y relatos que haya leído al respecto, por muchas hermosas canciones que haya oído sobre el amor, creo que es solamente ahora cuando comprendo el alcance de todo eso que he visto y oído. Porque ahora yo lo estoy viviendo en cada pálpito de mi corazón.
Todo esto me viene a la cabeza ahora porque me siento un poco frágil. Muchas veces no tengo suficiente entereza para sobrellevar muchos de mis actos, ni ver los errores que cometo. Y cuando esto me ocurre (pese a que me considero, en términos generales, una persona con mucha entereza emocional pero en absoluto una roca insensible), recordar que él está ahí si le necesito provoca en mi ese calor en el alma al que antes hacía alusión. Y creedme, es algo realmente grande.